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POR FALTA DE ESPACIO, SE HAN SUPRIMIDO MUCHAS FOTOS DE LAS CRÓNICAS , AUNQUE PERMANECEN LOS TEXTOS.

domingo, abril 22, 2007

Por el sabinar...

Por el sabinar…emprendimos la marcha, y fuimos al encuentro del olvido, del recuerdo, del abandono.

Diferentes lugares: Casas de Arriba, La Canaleta,, Pozo Marín, La Torre de Arriba. Un denominador común, la tristeza de lo que fue, vidas, alegrías, tristezas. Hoy tan sólo unas ruinas.
Por el sabinar…caminamos extasiados ante el olor de tan venerables árboles, la savina thurífera, del latín “que lleva incienso”, asombrándonos ante la majestuosidad creciente de cada una de ellas, hasta llegar a la anciana de las ancianas: la Juana, a cuya protectora sombra ( el calor va apretando) almorzamos y descansamos.

Por el sabinar…fuimos escuchando el balido de algunas ovejas, que nos recordaban la turbamulta de ganados que en tiempos pasados, circulaban por estas mismas trochas y cordeles. Se oirían los gritos y silbidos de los pastores, los gruñidos de los mastines, se llenarían las gargantas del polvo levantado por miles de pezuñas, el fuerte olor de los corderos. El pasado hecho presencia.
Por el sabinar…fuimos contemplando los iconos de la religiosidad de la época. Cruces de madera de sabina en los caminos. Casalicios, verónicas, peirones, águedas, distintos nombres para los mismos monolitos blancos en los cerrillos, protectores de tormentas.

Por el sabinar… fuimos descendiendo hacia la hoya, ya más seca, pero con un verde esmeralda, prometedor de cosechas estivales.
El Hontanar, con la niña que se asombraba de nuestras abluciones en el pilón comunal.
Corcolilla, recostada en la ladera, con la mirada siempre puesta en La Almeza.
El salto atrás hacia el tiempo.

El yacimiento paleontológico de las icnitas. Un prodigioso ejercicio de imaginación. Nada de montaña, nada de barrancos ni ríos. Una llanura costera, blanda página en la que fabulosos animales, dejaron su huella eterna.
Tranquilos caminos junto a campos en barbecho, nos acercaron a La Cuevarruz, aldea partida en dos por un funcionario caprichoso. Besos, abrazos, adioses.
Por el sabinar… regresamos a casa.

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