domingo, junio 05, 2005

La danza de las carpas ( paseo por el Palancia)

La ruta por el Palancia fue de lo más descansada. Fuentes por doquier.
Sombra en los momentos calurosos. Muchas, muchísimas fotos. Y por una vez y que
sirva de precedente para el futuro, la cuota femenina superó con creces a los
varones. Eso se notó en el "silencio" continuado de
"algunos" que, dada la abrumadora presencia de féminas, no osaron
abrir la boca excepto para almorzar.¡ Gracias chicas!.

Carpas en el Regajo

El contrapunto XXX lo pusieron las carpas del pantano que se llevaban
una" marcha" que despertó la contemplativa admiración del personal.
¡No es tan difícil ligar! ( al menos para ellas). Almorzamos en el pantano,
donde descubrimos que la nómina de colores se enriqueció con uno nuevo :"
el redondo" ( como siempre, se omite el nombre del/la  inventor/a).

El puntito de aventura, corrió a cargo de  Manolo, que nos llevó por
una imposible senda que nos permitió  evitar un monótono paseo por la
carretera.Más y más fotos, más y más conversación. El paseo, se convirtió ( con
la confirmación de la sección de GPSs )  en 17 kms del ala ( capón en la
cresta a Paco, que "minimizó" la distancia ( sin mala intención
suponemos).Por fin, la llegada a los coches y el personal a tomarse unas birras
fresquitas. El que suscribe tenía prisa y se  marchó antes.

3 comentarios:

  1. Anónimo6/05/2005

    Nos vas a volver más locos de lo que estamos, que ya es decir. Aún no habíamos digerido el foro nos metes en el blog. ¡Ya pararás!. De todas formas, un abrazo. Manuel.

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  2. Anónimo6/06/2005

    Manolo, no te quejes. Así puedes ver de un golpe de vista a todos los que han confirmado, participado o protestado. Además puedes pasar de "anónimo" a nombrado.

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  3. Anónimo6/06/2005

    Los caloríferos lo pasamos de pm., que hasta ocho fuentes conté en el recorrido que nos ayudaron, con sus frescos caudales, a refrescar nuestras acaloradas anatomías. Por que nuestro malvado jefe nos había dicho algo de trece kilómetros de nada, que pasaron a ser dieciocho al término de nuestra correría. Salimos desde la fuente de las 50 Provincias, en Segorbe, camino de Navajas, donde nos esperaba una decepción: Nos habían robado la cascada del Salto de la Novia. Secamos las lágrimas a nuestras digitales ansiosas de belleza y continuamos camino de la Fuente de la Luz; de la del Hierro, y de yo que me sé cúantas más hasta llegar al pantano del Regajo, donde dimos buena cuenta de nuestras selectas vituallas, emprendiendo acto seguido el regreso sin separarnos un ápice del río Palancia y de sus frescas y alegres fuentes. Destacar la inhumana acción de algunos de nuestros colegas que, molestos por el engaño kilometrero, pretendieron ahogar al jefe en el río haciéndole pasar por unas enmohecidas tablas preparadas para precipitarle al sitio más hondo, cosa que pude impedir con riesgo de mi integridad física, consiguiendo llevarle a buen puerto para decepción de semejantes malvados. También que algún que otro componente-a de la partida se dedicó a ejercer de gusano de seda comiendo de casi todas las moreras que encontramos a nuestro paso. Llegada a Segorbe; cinco horas y media, almuerzo incluído; 18 kilómetros de nada; besos y abrazos (nos pusimos las botas por que habían cinco mujeres) y ¡hala! cada cual a su nido y hasta la próxima.

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