sábado, septiembre 01, 2007

Inauguramos temporada en Chelva


¡ Por fin llegó la nueva temporada!. Más de un@ padecía del sindrome de Tarzán: hacía ya tiempo que llevaba el “mono” colgado del hombro. Pero bueno, todo llega en esta vida y además…¿ qué son dos meses de nada?. A las 7, ya estábamos con los efusivos saludos y sonoros besotes en las mejillas, parabienes, risas y todo lo demás. El viaje hasta Chelva, fue un continuo contar las anécdotas del verano, las vacaciones, tatatata… A destacar que algun@ se las pasó en la cocina y otr@, list@ , empezaba al día siguiente las suyas ¡ suertud@!.
Como estaba previsto, la subida al Remedio fue una cuesta “ t’o p’arriba” ( como es lógico). Algun@s acusaban la molicie del verano y salieron a relucir los abusos gastronómicos y de bebercio, amén de los trasnoches…¡ Vamos, que teníamos que hacer descansos en los descansaderos situados ad hoc ( aunque algunos lo hicimos por "solidaridad", no porque nos hiciera falta, ejem, ejem...)

A pesar de todo, llegamos sin novedad al santuario y allí, a una hora realmente temprana ( serían las 9.30 a.m ) almorzamos con una preciosa vista, no por conocida, menos hermosa ¡ olé mi prosa !.
Relajado descenso y previa llamada telefónica, nos fuimos de shopping llonganisero a la plaza. A codazos, nos tuvimos que abrir paso por el mercadillo y , extrañamente, en diez minutos, estábamos servidos del porcino alimento.

La segunda ruta nos esperaba. Donde hubo sequedad, había agua, donde había silencio, un continuo rumor de agua, donde tuvimos subidas, llano y…bueno, alguna escalerilla.
Hicimos la ruta del Agua completa. Nos llegamos hasta la antigua fábrica de la Luz. El fresco del lugar, invitaba al paseo sosegado, pero… teníamos que llegar a la Playeta, con el fin de hacer el consabido pediluvio ( ¿ recordais?...la mojadita de pies ). Lástima que el personal dominguero, contaminara con sus gritos y otras gracias la majestuosidad del lugar. Frescos y contentos, nos fuimos al coche y del plan previsto, sólo quedó pendiente la cervecita. A ver si el personal lee detenidamente la planificación de la ruta y no se deja el final, no por ello menos importante. ¡ Hasta la próxima dentro de tres semanas !

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