¿Barro?... ¡ Na de na!

A pesar de las previsiones meteorológicas adversas, en cuanto llegamos a nuestro destino, el sol brillaba en todo su esplendor, tal como se puede observar en la foto…


Así hubiéramos querido que fuera en la realidad. La verdad es que el tiempo estaba tan lluvioso, que tuvimos que renunciar a subir al castillo de Mauz, pero… inasequibles al desaliento, al menos dos nos decidimos a salir al monte. Ni la lluvia, ni el viento, ni matojos mojados, ni ribazos deslizantes nos impidieron cumplir con nuestro deber… “Disfrutar de una mañana de sábado montañera”.
Versátiles como siempre, nos decidimos por una ruta alternativa. Tendría viento, tendría agua, pero no tendría barro. Nos fuimos a la zona de Viver a recorrer una ruta fluvial, por el Palancia.
Tengo que confesar que los cielos fueron clementes con nosotros y que sólo diluviaron cuando podíamos estar a cubierto, como podéis ver en el reportaje fotográfico.
Nos dirigimos desde la Fuente del Santo en Viver hacia el paraje del Sargal. Fue un extraordinario paseo por huertas pletóricas de árboles de todo tipo: almendros, cerezos, higueras, caquis, nogales… . El ruido del agua nos anunciaba la presencia del Palancia, que bajaba anormalmente caudaloso.

Fuimos visitando toda la zona del Sargal, con sus cuevas y travertinos. Desde allí, remontamos la cuesta hacia el pueblo y descubrimos las señales de un Pr que enfilaba hacia Jérica. Lo fuimos siguiendo y por suerte nos condujo en apenas media hora, hasta la Hoz de Jérica. Recorrimos el sendero junto al río y a los pies de la Peña del Castillo y llegamos a las murallas medievales del pueblo. El agua arreciaba y nos concedimos un reconfortante almuerzo en un bar no apto para fumadores…¡ bien!.Como persistía el diluvio, nos limitamos a visitar la torre mudéjar y dejamos el castillo para otra ocasión. Un paseo de 45 minutos por la antigua carretera nacional, nos llevó de nuevo al coche, permitiéndonos hacer una circular de cuatro horas, algo húmedas pero eso sí…..¡¡¡¡¡ sin barro!!!!.