domingo, mayo 02, 2010

En un lugar de La Mancha: Ruidera

ruidera

RUIDERA 2010


Que trata de la condición y ejercicio del famoso viaje al lugar llamado Ruidera


La del alba sería, cuando con gran regocijo y donaire, montáronse damas e caballeros en sendos carruajes para iniciar sentido viaje a La Mancha, donde ocurrirían tamaños episodios que los tiempos darían por imposibles de realizarse.
Es pues de saber, que la primera parada hízose en destacado lugar de ventas y arrieros, en la villa de San Clemente. No bien fueron llegados, diéronse en buscar venta, figón o posada, donde hacerse con condumio, pues la hora era avanzada y las hambres muchas.
A porfía, dieron buena cuenta de unas jícaras de chocolate y belicosas porras de tamaño tal, que atemorizábanse de verlas , pensando fueras bastones. Apalabrado el precio, decidiose recorrer las calles del lugar.

Fueron de gran manera alabados los palacios, los conventos, calles y capillas, torreones y campanas. Pero en gran manera destacados la plaza Mayor, prolijo espacio do abundaban edificios ilustres, el del Concejo, con tan gran escudo de Nuestro Señor el rey Carlos, arcos de triunfo que envidiaran romanos emperadores. Sentida y piadosa fue la visita a la iglesia de Santiago, en la que el cura del lugar, tuvo a bien, mostrarnos la grandeza del templo, así como reliquias y otros menesteres guardados en la sacristía. Dispusimos nuestro óbolo de agradecimiento que no fue aceptado de ninguna manera, desmintiéndose así la mala fama de otros clérigos muy duchos en recaptar rentas, limosnas y dádivas de peregrinos y fieles.
Deseosos de contemplar el Pósito o depósito de los trigos, fuese del todo imposible el dar con él. Ni alguaciles, ni menestrales, ni guardas ni porteros, semejábase que el tal Pósito, hubiera sufrido encantamiento, cosa a no extrañar, dados los parajes en los que encontrábanse todos.
Corrida la hora del medidía, decidiose seguir camino, pues sus buenas leguas nos separaban del acomodo acordado en el caserío de Ruidera. Protestose por parte de las damas, el estado calamitoso del camino, do los agujeros y mordiscos de calzada, hacían peligrar a carruajes, temerosos de caer en semejantes simas, indicadoras del mal trato de peones , ociosos ellos, que permiten que las nuestras vías desdigan a propios y extraños la bondad de su mantenimiento.
Pasada la hora de dos de tarde, llegamos a la Posada de Maese Juan, donde fuimos recibidos con gran algarabía y comisión.

Los yantares fueron sabrosos e muy abundantes, así como típicos del lugar: verduras y carnes, pescados y frutas. No fue de mal calado el vinillo que nos fue servido y que alegró semblantes y desató lenguas, siendo las risas y los buenos humores el seguicio constante de nuestro ágape.

Después de dejar reposar nuestros huesos, fuimos dados en visitar las célebres lagunas de Ruidera. Lugar de gran encantamiento i historiados pasajes, comentados sin cuento en libros de caballerias, tal como el del Quixote. Fuerase por la festividad del día, que era de asueto para el pueblo llano, bien cierto es que centenares de ellos, llenaban orillas y explanadas, arboledas y regueros. De tal manera era el gentío, que optamos por retirarnos a lugar más tranquilo y fueramos idos a la así llamda Cueva de Montesinos. Sin par maravilla, boca cual entrada principal al Averno, pasaje húmedo y resbaladizo.

De él,entraban y salían personajes embarrados, ateridos, asustados, compungidos, exaltados, confundidos. Provisto de luminarias y teas, emprendimos la bajada, temerosos de ser asaltados por infames criaturas aladas que pueblan la oscuridad de sus salas. Fue tal nuestra suerte que salimos prestos e incólumes de tal aventura, lamentando no haber podido contemplar a las gráciles damas que, encantadas durante el día como lagunas, recobran sus tímidas figuras al caer la tarde.

Dispuestos a prolongar el silencio, lejos del mundanal ruido, nos dimos en bajar por peregrina senda hasta la ermita de San Pedro de Verona, de gran devoción en el lugar. Allí, junto a la Venta del Celemín, que, desgraciadamente encontramos cerrada a cal y canto. Deseosos de refrescar gaznates, fuimos de posada en posada, hasta dar con una en la que fuimos recibidos con agrado, dando buenas cuentas de vinos e licores varios, acompañados con sabrosas aceitunas de cercanos olivares.
Repuestas nuestras fuerzas, acudimos de nuevo al figón de Maese Juan, donde de nuevo, excelentes viandas sirvieron de colofón a las aventuras del día.
Las campanadas de medianoche en la torre de la iglesia, marcaron la hora del retiro, pues a la mañana siguiente nos esperaban nuevos y asombrosos episodios.
Rota el alba y salido que fue el astro rey, dimos de nuevo cuenta de , esta vez, escaso desayuno servido con cierto desabrimiento y holgura de modales. Regresados a la posada y satisfecha la cuenta con el posadero damos de notar la poca categoría del establecimiento, siendo desproporcionado los dineros con la calidad del servicio ofrecido. Aquesta es la constante situación de los viajeros que no siempre aciertan a conjugar deseos con realidades.
El dia fue dedicado al muy noble arte de caminar , siendo el recorrido luengo pero armonioso. Las lagunas fueron desfilando ante nuestros ojos: la del Rey, Corneja, Salvadora… siendo la última, la Blanca, aquella a la que fueron dedicados nuestros esfuerzos.

Casi tres leguas fueron necesarias recorrer para llegar al destino, luchando a veces con fangos traidores que engullían calzados y manchaban prendas.
Daquesta manera fueron pasados dos dias en amigable maridaje con la naturaleza que cual madre amantísima, nos fue ofreciendo sus ubérrimos dones. Loado sea Dios que permite a simples mortales el contemplar las gracias que viste y que graciosamente nos muestra.

5 comentarios:

  1. Anónimo5/03/2010

    Apropiado, encuadrado, situado, rico texto quijotesco que alucinada me ha dejado.
    Es genial.
    ¡Enhorabuena!
    duli

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  2. Anónimo5/03/2010

    Relato encantador. pareciome sacado del mismo Quixote.
    Manuela.

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  3. Paco, cualquiera diría que si estás manco y has estado en Lepanto. Buena crónica entre las buenas. Felicidades.

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  4. MªAngeles5/04/2010

    Gracias sean dadas a vuesa merced, señor mío , por el relato quijotesco de las aventuras en tierras de la Mancha.
    Absolutamente genial.

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  5. Anónimo5/20/2010

    Hola, soy Fernando os dejo algunas fotos en este enlace: http://bitacoradefarrio.typepad.com/photos/lagunas_de_ruidera/index.html

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