domingo, octubre 10, 2010

Paseando junto al Xúquer


Agua verde, verde, verde,
agua encantada del Júcar,
verde del pinar serrano
que casi te vio en la cuna .
verde de corpiños verdes,

ojos verdes, verdes lunas,
de las colmenas, palacios
menores de la dulzura,
y verde -rubor temprano
que te asoma a las espumas-
de soñar, soñar -tan niña-
con mediterráneas nupcias.
No pienses tanto en tus bodas,
no pienses, agua del Júcar,
que de tan verde te añilas,
te amoratas y te azulas.
No te pintes ya tan pronto
colores que no son tuyas.
Tus labios sabrán a sal,
tus pechos sabrán a azúcar.
Estos versos de Gerardo Diego, sirven de excelente introducción a la crónica de la ruta fluvial de hoy



Río Júcar en castellano, riu Xúquer en valenciano, el oppidum Sucro, población ibérica que estaba más o menos entre Alzira y Albalat de la Ribera (o quizá ubicada donde hoy estan una de esas dos poblacionas) pudo tomar su nombre del río (o al revés)...Todas estas consideraciones me las hacía al emprender una ruta cuanto menos curiosa, como la que hemos recorrido hoy.


Y es que se trataba de un largo paseo junto a uno de nuestros ríos más emblemáticos: Xùquer...el Devastador que decían los árabes. Sin embargo, tal como podéis apreciar por las fotos, hoy le tocaba estar tranquilo, nada se movía en su superficie, si exceptuamos el vuelo rasante de las fochas, patos y garcetas que de pronto, nos sorprendian con su rápido aleteo huidizo.


Nuestra ruta consistió en recorrer la orilla del río, desde Polinyà del Xúquer hasta Fortaleny, utilizando como camino la mota o dique que se ha construido para paliar las inundaciones con las que de cuando en cuando, el  Jucar obsequia a  sus poblaciones ribereñas.



La ruta es un apacible discurrir entre las cambiantes aguas del rio y el verdor espeso, exuberante de los campos de naranjos, pletóricos de frutos a los que de cuando en cuando, dábamos un tiento...ya se sabe..."fruta que da al camino es para el peregrino".
Paseando por su orilla, tomamos conciencia de que el Xùquer es un verdadero río, no tan sólo el canalillo al que estamos acostumbrados cuando lo vemos aguas arriba. Su cauce, ancho y majestuoso, discurre de pueblo en pueblo, sirviendo de disfrute y solaz a numerosos pescadores que compiten por conseguir las mejores piezas. Alguno de ellos, nos brindó su trofeo animado por las numerosas fotos que le dedicamos.



Los continuos meandros del rio, provocan una curiosa circunstancia y es que los pueblos que atravesamos, unas veces aparecen delante, otras detrás, ora a la derecha, ora a la izquierda, complicando la orientación y teniendo que recurrir de continuo al plano para situarlos correctamente.
A destacar el nulo desnivel de  la ruta...bueno, tuvimos que subir un par de metros para rebasar un puente...



Fieles al horario, a las 10.30 p.m estábamos almorzando en Fortaleny donde parte del personal se dedicó a dar alegría a sus cuerpos  macarenos... se ve que no habían andado bastante después de dos horas de marcha...


El paseo también nos dio ocasión de admirar el excelente sistema de regadío heradado de los árabes con sus azudes, canales, acequias, partidores...



Andar hoy era como hacerlo por un inmenso jardín de 14 kms...
La placidez del recorrido permitió apacibles conversaciones en las que nos dedicamos a arreglar nuestro país...economía, política...eso si, sin que la sangre llegara al río...que estaba tan cerca.



En resumen, una buena mañana de invierno que nos sirvió de despedida hasta el año próximo...¡ tranquil@s!!!  solo ( sin acento según las nuevas normas ortográficas) quedan dos semanas...
Que paséis unas buenas fiestas y no comáis demasiados turrones que luego los excesos se pagan cuando retomemos rutas no tan plácidas como las de hoy.

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