viernes, febrero 04, 2011

Roma... Museos Vaticanos


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La visita al Vaticano, siempre tiene un no sé que de impronta reverencial.

 Estar ante la majestuosidad de la Basílica, arrimarse a la columnata de Bernini, pasar junto a la Guardia Suiza...da un poco de "miniaturización", permitidme la palabreja. Peo no olvidéis que el Vaticano es un estado, con toda su corte de funcionarios.

Me despisté un tanto de la ruta turísitica y pude contemplar, antes de que me llamaran al orden, la trastienda , con sus problemas de aparcamiento entre las nobles paredes de los palacios ¡ la modernidad!
Me propuse visitar primero los Museos Vaticanos. Tuve suerte y no hice cola, pero aún así, me vi inmerso en una multitud de personas que fuimos elevados hacia lo alto, hacia la "luz"...

¿Habríamos perecido y nos acercábamos al túnel con su luz de Juicio Final?..¡ De eso nada, aterrizamos de golpe en el "merchandising vaticanus"..se vende de todo, medallas, recuerdos, fotos, bendiciones, rosarios, postales...

Haciendo caso omiso de los cantos de sirena mercantiles, me lancé de cabeza ( es un decir) a contemplar la Capilla Sixtina. Sería una de las cuatro veces que la visité en el día.Los guardias al final, ya me miraban raro. No puedo ofreceros fotos de la Capilla, porque estaba terminantemente prohibido ( os supongo conocedores de las pinturas...). Más tranquilo, comencé a recorrer, uno por uno, los diferentes museos que conforman el conjunto: el Gregoriano Egipcio, el Chiaramonti, la Galeria Lapidaria, el Braccio Nuovo. el Pio Clementino, el Gregoriano Etrusco, las Estancias de los Borgia, las de Rafael, el museo de Carruajes Papales...¡ Todo un lujo!.

Tener delante de ti, a un palmo, obras de arte que has visto una y mil veces en los libros de texto, cuando estudiabas Historia es alucinante. Caminar por las habitaciones en las que los Borgia.. Borja...il catalanni, (como les llamaban los romanos), preparaban sus intrigas, las estatuas griegas de filósofos y guerreros...todo, todo, era un premio gordo.

Siete horas permanecí en los museos, recorriendo una y otra vez las diferentes salas. Una señal me llamó la atención..." Al Archivo Secreto ¿ Secreto?.

Me vinieron a la mente las escenas de la película del Código Da Vinci ¡ emoción!. Seguí las señales, que se juntaron con otras " A la Sala del Sigilo! ¡ emoción! ¡ Secreto,Sigilo..! ¡ Mi gozo en un pozo, de nuevo me llevaron a la "merchandising zone". Los secretos del Vaticano están guardados en profundas bóvedas, debajo de la Basílica de San Pedro, lejos de miradas y oidos indiscretos, custodiados por gentiles guardianes con uniformes más gentiles todavía.



Cansado, rendido, ahito de tanto arte abandoné la Ciudad Vaticana

bajando por la majestuosa escalera de Bramante, teniendo como última visión el Obelisco que guía a los miles de peregrinos.

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