Vosotras, enmarcando con vuestra altura,
la enorme, la inmensa serranía,
formáis la gran arquitectura
de estos montes, de cara tan bravía.
Estas palabras definen la impresión que me ha casuado el contemplar, recorrer, disfrutar los montes de Beceite, en la comarca del Matarraña de Teruel. Y es que la estancia de tres días, huyendo de las Fallas, no ha tenido desperdicio.
Lo pétreo del paisaje, la bravura que nos esperaba, nos fue ofrecido en panorámica por la mole de Morella, donde recalamos a almorzar, frente a una acogedora estufa de leña.
Ansiosos por llegar a destino, entramos en la comarca por Monroyo, con su reloj a cuatro caras, seguimos por Fuente Espalda, con su torre medieval en forma de pagoda china, apenas entrevimos a Valderrobles ( al que regresaríamos al día siguiente) y `por fín...¡ allí estaba: ¡Beceite!, recostada junto a un cerro y envuelta por las aguas bravas del río Matarraña. Abu Zait fue su fundador y quien le dio el nombre: puentes medievales, ermitas, antiguas fábricas de papel, murallas, portales...y multitud de casas rurales.
La nuestra era perfecta: nueva, con todas las instalaciones precisas, wifi gratis, terraza, chimenea, calefacción...¡ un chollo!.
Paseo por el pueblo
Beceite es un pueblo de traza medieval. Casonas de piedra, callejones estrechos, hasta siete portales. Eso sí, muy poca gente por las calles a cualquier hora.
Unos alrededores magníficos, con el río rugiendo de claras aguas, encuadres fantásticos y todo limpio, aseado, reluciente...
Conquistando los fortines de Cabrera
En las cercanías del pueblo, siguiendo el curso del río aguas arriba, se encuentran enriscados en el monte, unos baluartes de la guerra de los carlistas.
Hay que tener ganas de verlos, para desafiar un desnivel realmente fuerte. Muretes de fusileros, bocas de baterías y en lo alto, controlando toda la comarca,el fortín de Cabrera.
El vértigo daba de si y no me entretuve mucho viendo el panorama, pero la verdad es que compensó el esfuerzo. Aquí se desarrolló el misterio de las gafas: desaparición misteriosa, vuelta atrás, búsqueda infructuosa y por fín aparición quasi milagrosa en las manos de un atento corredor que las había encontrado.
El Parrisal
Aguas arriba , partimos en busca del nacimiento del Matarraña. El valle cada vez se cierra más hasta que impide el paso de vehículos. Allí era el momento de atacar el desfiladero, habiendo visitado previamente unas pinturas rupestres debidamente enrejadas...¡ se veían la mar debien, cosa extraña!.
Llegamos a la primera pasarela de troncos que sirven para adentrarse en el paredón y ¡¡¡¡ na de na!!!. El caudal era tal que impedía el paso, so pena de mojarse pies, rodillas y algo más. Un tanto decepcionados volvimos sobre nuestros pasos y versátil que es uno, propuse emprender la subida por un Pr que nos llevaría a poder contemplar el desfiladero desde las alturas.
Una hora y media de constante subir, pasos estrechos a veces, precipios a un lado y a otro, un fuerte viento...nos habíamos marcado como destino un mas llamado de la Balanguera. Pero el tal mas, no aparecía. Una vuelta, otra, vamos a seguir un poco, en el próximo collado...
Al final, me senté y dije que ya no seguía. Las féminas, mas arriscadas, prosiguieron hasta dar con el dichoso mas, teniéndome casi tres cuartos de hora esperando su regreso. Reagrupadas las huestes, emprendimos el largo descenso hasta el coche.
Valderrobles
Precioso pueblo, capital de la comarca. Más medieval es imposible. En lo alto, domina el castillo de los obispos, señores naturales de la villa.
Todo el pueblo es un espectáculo de piedras nobles: casonas, palacetes, ayuntamiento renacentista, una fonda, fonda, de las antiguas..La visita al castillo, obligada. Tienen la gracia de ofrecer gratis una audioguía que te permite enterarte tranquilamente de toda la historia.
Lástima que tuvimos que competir con una aguerrido y escandaloso grupo de ¿Insersos? ¿ Grupo de amas de casa?que no tenían ni idea de cómo comportarse en sociedad.
La Pesquera
La última etapa de senderismo fue siguiendo el curso de otro río: el Ulldemó que nos condujo al área salvaje de La Pesquera.
Si fue bonito el recorrido por el Matarraña, no lo fue menos por este segundo río. Montes altivos, bosques densos, rocas calizas...muy semejantes al Montserrat catalán...aguas cristalinas..¡ una gozada!.
Lo mejor, la total y absoluta soledad en la que estuvimos toda la mañana, rodeados de agua por todas partes: regueros a derecha, fuentes a izquierda y allá en lo alto, los buitres leonados que nos observaban pensando si seríamos, quizás su almuerzo.
Como innovación tecnológica, en estas rutas, he puesto en marcha el nuevo sistema de seguimiento de nuestros paseos por los montes con el Twitter, que permite informar on line y al momento, de las vicisitudes y pormenores del evento.....¡ Maravillas de la técnica!!
¡Adiós Matarraña , ¡Adiós Beceite!
El recuerdo de las aguas, el recuerdo de los árboles, el recuerdo del cielo azul, el recuerdo del monte....
Incapaz de expresar con mis propias palabras el sentimiento que me embarga al dejar estos lares, tomo de Antonio Machado, otro enamorado de la Naturaleza, estos breves versos:
Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde…
Hola soy Lola y estoy muy contenta de ver que vuestra visita a nuestra casa y nuestra comarca os ha hecho pasar un buen fín de semana, lástima que no pudieráis seguir por el río hasta el estrecho del Parrizal pues es una bonita ruta
ResponderEliminarleyendo tu entusiasta reportaje tal vez haya alguien interesado en conocer nuestros apartamentos y la Comarca del Matarraña, podrán encontrarnos en
www.casa-lola-beceite.blogspot.com
un cordial saludo y gracias por vuestra visita