domingo, septiembre 09, 2012

Ebrón + Moya

¡Empezó la temporada!...Todavía de noche, en el polideportivo, besos, abrazos, parabienes, saludos....como los niños en el colegio..¿dónde has estado?...¿cómo te ha ido?....¡ y al Ebrón, que el camino es largo!.
Será por la falta de costumbre, o quizás por las dos horas y más que duró el viaje, pero el caso es que nada más llegar, el personal ya estaba reclamando el almuerzo...allí, junto al río y en mesa de piedra, dimos cuenta de las viandas.

 Así, con fuerza, emprendimos la ruta que siguió un trayecto de sendero botánico, con agradable sombra y que nos dejó en la pista que llevaba a los estrechos del Ebrón.

El río, con bastante agua para la sequía que estamos atravesando, nos acompañaba con sus runrún acuático. Poco a poco fue estrechándose el cauce hasta que llegamos al verdadero inicio de la ruta. La han acondicionado estupendamente con escaleras, cables de apoyo, escalones tallados en la piedra,

 El agua, totalmente clara y limpia, invitaba al baño, pero...su temperatura estaba bastante baja y mejor lo dejamos para otro día...De cuando en cuando, un águila nos vigilaba, planeando sobre nosotros...¡ éramos muchos y no se atrevía!...
La verdad es que el paisaje impresiona...verticales cortados , farallones, grandes piedras caidas...es un paraje es estado puro...

Superando pasos estrechos y escalonados, llegamos a un punto, en el que el que suscribe, decidió que por lo menos él, no seguía adelante...el resto del grupo sí que lo hizo y quedamos en vernos cuando regresaran.

Allí, en la soledad del monte, sentado en una roca, en silencio, disfruté de uno de esos momentos que no tienen precio...No pude evitar acordarme de la letra de un himno muy querido para mí...
Al recorrer los montes y los valles,
y ver brillar las flores al pasar,
al escuchar el canto de las aves,
y el murmurar del claro manantial..
¡ Mi corazón, entona la canción,
cúan grande es Ël!.
La tranquilidad acabó cuando un ruidoso grupo de niños, se hicieron los dueños del espacio, alborotando con sus infantiles gritos, la calma del lugar.
Decidí volver por mi cuenta y al  rato, se me unió el resto del personal, iniciamos el regreso, espoleados por los truenos y la negrura del cielo...¡ se avecinaba una tormenta, y no era bueno que nos cogiera allí en el río!.

Conseguimos llegar a los coches y  tuvimos la suerte de poder hacer mesa en un bar que tenía una terraza cubierta...

Como siempre, empezaron a aparecer como por arte de magia, tortillas, pistos, fiambres,ensaladas y toda clase de cosas ricas...la cerveza por jarras la aportaron los del bar y allí, en alegre compañía, resguardados de la lluvia, contemplamos como se abrían los cielos y parecía que tiraban el agua a cántaros..

Pasada la tormenta, emprendimos el regreso pero¡ sorpresa!....en vez de volver directamente a casa, fuimos a visitar la ciudad medieval de Moya. Allá en lo alto de un cerro, murallas, iglesias, conventos, puertas, castillo....todo medieval...

La visita la hicimos soportando una ligera llovizna que hizo el recorrido todavía más interesante...

Ya algo tarde, iniciamos el regreso a casa, dando por finalizada la primera ruta de la temporada....
¡ Hasta la próxima!


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