sábado, septiembre 22, 2012

العربية…Salam aleikum

Declaro que Muhammad es el enviado de Allah
venid a la azAllah
venid al triunfo
no hay más dios que Allah.

Esta oración la oía cinco veces al día, desde lo alto de la torre del castillo de Al Monastir donde me encuentro. Yo, Abdel al-Aziz, soy un murábitin, un monje guerrero, de los que defienden esta fortaleza, vigilando todo el valle, con más motivos ahora que las tropas cristianas, amenazan nuestros hogares...

Y es que hace ya cientos de años que fuimos desposeidos de nuestras casas, nuestros campos, este castillo, las alquerías....pero mi espíritu vaga entre sus restaurados muros , en los troncos de los olivos, entre las ramas de las higueras, en el discurrir de fuentes y acequias....
Y hoy, curiosamente, noto la presencia de extraños que se adentran en el reino que fue de los moriscos, los oigo subir afanosamente por la senda que desde Al Monastir, sube hasta el castillo.



 Se detienen, giran su vista hacia el valle, y contemplan la frescura de las huertas, los campos repletos de verduras y frutales,los caminos bordeados de higueras, la fuente de la MIna, con sus cuatro palmeras, hoy dia enfermas por no sé qué epidemia....
Ya llegan al  recinto...hace poco fue restaurado, devolviéndole el aspecto que tenia cuando yo vivía en él....bueno algo cambiado sí que está...aunque reconozco que han hecho esfuerzos..el aljibe se mantiene igual, los muros...también, pero la entrada a la torre tiene una escalera un tanto rara.



Permanezco en silencio, esperando....dan una vuelta, hacen fotos y regresan montaña abajo. 
Me parece que quieren recorrer y ver todo el sistema de regadío y aprovechamiento del agua que nosotros, los árabes, trajimos a estas tierras: balsas, partidores, acequias, molinos, acueductos...Afortunadamente, casi todos ellos, se conservan muy bien.

Decido acompañarlos y tras atravesar unos olivares que ya eran viejos hace años, llegamos a las cercanías de la alqueria de la Alfándega, unas pocas casas con una torre que encaraba perfectamente a la del castillo. 
Su misión era avisarnos de la presencia de enemigos que vinieran por el barranco del Baladrar...
Mi decepción fue grande al contemplar que de las casas, apenas quedaban algunas ruinas...la torre, desmochada, era casi inaccesible debido a las aliagas y matojos que dificultaban la subida.;

Me admiré del esfuerzo de los visitantes por llegar a los pies de la torre. Pensaban reponer fuerzas a su sombra, pero tuvieron que descender y tomar sus viandas en un ribazo entre los olivares...Amenizaron el bocado con un vino fresco y dulce...¡ Infieles, claro!.

Un poco más abajo, llegamos al acueducto que hacía posible pasar el gua, de un lado al otro del barranco. Con alegría, comprobé que estaba todavía en buen uso, sus cinco arcos se mantenían en pié, a pesar de las riadas sufridas. No así el cercano molino, del que no quedaban sino unas piedras..¡ Tantas veces que oíamos el ruido de la muela y la cantarina canción de la cascada de agua que la movía!...

Me extrañó que no siguieran barranco arriba para llegarse al otro acueducto, el del Molino con su gran balsa...¡ Quizás desconocieran el camino!...Quise ayudarles, encaminar sus pasos pero por mucho que lo intenté, no pude comunicarme con ellos...¡ Olvidaba que tan sólo soy un espíritu!
Entre campos, muchos de ellos abandonados, han llegado a  Al Jami ,el lugar de reunión, al que ahora le dan el nombre de Algimia. Aunque reconozco el trazado de las calles, las casas me son totalmente desconocidas....donde estaba la balsa, ahora hay una plaza con fuente y surtidores...       ¡ Ah, los jardines de Granada que una vez conocí!.....

Lo que está casi igual es la zona de la fuente de Donace...los caños siguen derramando abundante y fresca agua que una vez vertida, abastece un cercano lavadero...

Reconocí el pequeño acueducto que trae el agua de la gran balsa que está barranco del Cañar arriba...¡ No lo entiendo!, en vez de subir tranquilamente por la cercana carretera, lo hicieron por una barranquera llena de aliagas que hirió las piernas de más de uno ...¡ Extraño!

El sol ya apretaba y volvieron hacia Al Monastir, siguiendo un camino entre olivos, nogales, higueras...En el camino, pudieron ver a unos extraños recolectando hongos entre los almeces, los latoneros, los lidoneros, que de todas estas maneras denominan ese hermoso árbol que también nosotros, plantábamos en los ribazos y que, con sus rectas ramas nos suministraban mangos de azada, horcas,,,,¡ Todavía recuerdo el sabor de esos sabroso hongos!.
..
Una vez  llegados a la alquería de Al Monastir, me despedí mentalmente de ellos, regresando a lo alto de la torre, para seguir añorando los tiempos en que todo lo que contemplaban mis ojos era nuestro, allí, donde nuestra gente vivía tranquila con su trabajo, sus ilusiones...¡ su fé !...Hasta que quisieron que cambiáramos un Dios por otro, como si Dios no fuera el mismo...
Permitidme que caiga en el silencio, escucho la oración de uno de mis hermanos que entona la segunda plegaria del día...
 Declaro que Muhammad es el enviado de Allah
venid a la azAllah
venid al triunfo
no hay más dios que Allah.

P.D. Me he permitido la licencia de historiar la crónica de hoy. La verdad es que durante toda la jornada he notado como si alguien  fuera acompañándonos...
¿ Quizás Abdel al-Aziz, el  murábitin ?

2 comentarios:

  1. Anónimo9/23/2012

    Siempre se te ha dado bien escribir las crónicas pero ésta has culminado tu arte, bueno habrán mejores

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  2. Magnífica tu crónica, Paco.
    Sin haber ido a la excursión, sólo leyendo tus frases yo también sentía detrás de mí el espíritu del moro ese. Saludos

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