sábado, mayo 25, 2013

1/ 2 de una ruta corta


Para compensar la ruta que hicimos por Alpuente...18 kms y comarca de los Serranos, esta semana propuse una ruta corta por la  Canal....concretamente en Vallada...y tan solo de 6 kms.
Lo que ignoraba es que de esos 6 kms, 1,5 tenían un desnivel de  casi 300 m ...¡parece el enunciado de un problema de matemáticas!...
6 kms- 1,5 kms + 300 m = ½  de 6 …
Bueno, a lo que íbamos. La ruta tenía su atractivo, pues unía al senderismo, la faceta cultural que era la visita al pequeño museo arqueológico.
Nos juntamos un montón de gente y eso que tenía pensado suprimir la ruta porque el jueves a mediodía todavía no se había apuntado nadie….¡ hay que tener fe en la Humanidad!.
Lo dicho…a las 8.30 ya estábamos buscando la seguida del SL de subida al “Penyó”. Al final dimos con ella y ya tuvimos el primer “peñazo”….

La anunciada pasarela del tipo Indiana Jones, había desaparecido y tuvimos que arreglárnoslas para salvar el desnivel del río con un resbaladizo paso entre rocas.
No sería la única travesía del riachuelo…que dicho de paso, nace dulce y se vuelve salado al pasar por el Sumidor, nuestro primer destino.

Lo que no había desaparecido era el tremendo desnivel que ya desde el río, se encarama hacia la boca del Sumidor. 

Lenta, trabajosa y machacona para mis meniscos. Menos mal que compensaban tantos sinsabores con unas espléndidas vistas de las diferente etapas que tenía la ruta..
El Penyó…


El castillo…


La plana de Xàtiva y la Serra Grossa…


El maltrato menisquero dijo ¡ hasta aquí hemos llegado! cuando  tocamos el cartel informativo de Sumidor.
Mirada al frente….catalogación de la subida frente a nosotros como de gran desnivel…..ponderación esfuerzo / sufrimiento…. Y decisión firme…¡ Yo no sigo, me vuelvo por donde hemos subido!.

Supongo que más que nada por compañerismo, me acompañaron en el descenso unos compis que hicieron más llevadero el regreso.
Llegados a nivel de río, decidimos ir a visitar el museo puesto que teníamos visita concertada y no era cuestión de fastidiar al guía que nos esperaría en el pueblo.
Las 12 estaban tocando y al poco apareció el amable José Pelejero Vila, que a sus tareas como bibliotecario y archivero, une un entusiasmo por la historia de su pueblo que se manifestó en las explicaciones con las que ilustró la visita.

Nos fue mostrando todo el material que sucesivas excavaciones  han ido mostrando desde el Paleolítico hasta la época medieval. La verdad es que la visita resultó muy entretenida e instructiva.
Y os preguntaréis…¿Y el resto del grupo?
Pues los que no regresaron, enfilaron la costera y dieron cumplida visita a lo planificado. Algunos subieron al Penyot, supongo que todos visitarían el castillo e incluso llegaron a tiempo de enterarse de las explicaciones de final de visita en el museo.
Aunque faltan algunas que estaban de shopping, nos hicimos la foto de grupo junto a una fuente de frescas aguas…otros, se entretuvieron en mojar al personal….fue el prólogo de la inevitable cerveza que puso punto final a esta extraña ruta.


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