Es una zona volcánica...el paisaje, suave, ondulado, perfila lo que un día fueron conos volcánicos, hoy, tranquila zona de pastos para unas orondas vacas que de buena mañana, emprenden alegres la marcha para pasar el día triscando la verde y jugosa hierba...
El pueblo no podía ser más "frances"....iglesia, pequeño ayuntamiento...
un café y el ineludible "chateau", residencia de los otrora pequeños aristócratas..
Las antiguas granjas, se van convirtiendo en restauradas segundas residencias...muy cuidadas por cierto.
Tan solo a unos pasos del pueblo, pudimos disfrutar de unas rutas senderistas preciosas...
Bosques, prados, más bosques, más prados y una vistas impresionantes, presididas por el caudaloso Loira, el río más "frances"...sus más de 1000 kms, nacen, discurren y desembocan en Francia..
A estas maravillas senderistas, se unió la suerte de disfrutar de la hospitalidad de amigos...¡gracias!
que me abrieron su casa y donde pude degustar magníficos platos...¡ gracias Elisabet!...pato...venado...jabalí...y montón de quesos...¡ como no, estábamos en Francia!...
Los paseos para bajar tan opíparas comidas, eran obligadas...señales oportunamente situadas, nos invitaban a ello...
El tiempo...lluvioso..y las temperaturas bajas..nos invitaban a no alejarnos del fuego pero nuestra voluntad era firme y a pesar de la comodidad, nos concedimos largos paseos.
Una visita periférica de la capital de la zona, le Puy en Valais...comienzo de la Via Podiense, principio del camino de Santiago francés...puso final a esta breve, pero muy agradable visita....
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