Este verano, nuestros pasos montañeros nos han llevado a la zona del Pirineo Oscense. Teníamos ganas de conocer el hermoso valle de Pineta...las referencias eran magníficas y la verdad, no nos han defraudado.
Tomamos como centro neurálgico de nuestras rutas, el pueblo de Bielsa...pequeño, apacible, "pirenáico"...
Una vez tomado el pulso a la localidad...restaurantes, hotel, entradas, salidas, aparcamiento, etc, preparamos la salida del día siguiente. No lo sabíamos pero, sería la más bonita de toda nuestra semana de vacaciones.
Pronto, nos dirigimos valle arriba hacia el parador nacional, inicio de nuestra ruta. El parador, de tipo alpino, nos emplazó a un cafetito a la vuelta...
Recabada información en la entrada del parque nacional de Ordesa-Monte Perdido... a destacar lo bien organizados que están: casetas en los puntos oportunos, folletos y mapas gratis...incluso 4 x 4 a mitad de la subida por si hubiera emergencias...¡una gozada!.
Subimos por un antiguo camino que atraviesa un inmenso hayedo...la sombra de los árboles, el runrún continuo del agua, la vista de los impresionantes picos, tuvieron el efecto de embrujarnos a todos...¡mirad alli!...¡ qué bonito!....pero lo mejor estaba por llegar...
Pasadas unas cascadas, llegamos a los Llanos de Larri...¡ impresionante vista!...delante de nosotros, multitud de azulados lirios, esplendorosos en su belleza...me recordaron aquello de "...ni aún Salomón con todo su poder, se vistió como uno de ellos...".
A los lados, las moles gigantescas de piedra desnuda, altivas...Al fondo del valle, el murallón, puerta trasera de Monte Perdido, adornado con unas cuantas cascadas que se derramaban desde lo alto.
Ni que decir tiene que las cámaras tiraban humo...no sabíamos hacia donde dirigir el objetivo...por si faltaba algo, un bucólico rebaño de vacas, triscaban alegremente en la pradera...
Para dar más seguridad a la marcha, allí, en las alturas, un jeep de la Guardia Civil, proporcionaba tranquilidad.
Nos dirigimos a la cascada y allí, en sus frías aguas, tuvimos un delicioso...pero gélido, pediluvio. Apenas podíamos aguantar unos segundos los pies dentro de la corriente...para aprovechar el frigo, pusimos a refrescar la botella de vino...en minutos estaba a punto de caramelo....
De regreso, tuvimos que buscar una sombra pues el calor apretaba. Al final dimos con unos matorrales y allí nos cobijamos para tener una reparadora comida y la ineludible siesta...Lo malo fue que para encontrar la dichosa sombra tuvimos que vadear regatos y algunas lo tuvieron un poco difícil.
El regreso,más fácil, fue todo cuesta abajo, deteniéndonos de vez en cuando a refrescarnos en las fuentes que íbamos encontrando por el camino.
Como habíamos planeado, fuimos al Parador Nacional y allí nos obsequiamos con unos cafés del tiempo dando por finalizada la jornada.
El segundo día nos lo planteamos más relajado. Mis amigas de la oficina de información, me indicaron una ruta que. según ellas, era bastante suave. Se trataba de llegar al Mirador de Bielsa, continuar hacia el pantano, regresar y llegarse a unos túneles en el Camino del Canal del Cinca. Como siempre, una cosa es lo que te dicen y otra la dura realidad
. La subida hasta el Mirador, fue un repechón de los que cascan al más espabilado..y lo gracioso es que, llegados al Mirador, miramos y miramos y no vimos nada¿ ?..habían crecido los árboles y ocultaban el pueblo...
Continuamos hacia el pantano y fue abriéndose el paisaje...volvíamos a tener delante el circo de Pineta al fondo del valle...el pantano, lleno de agua, es un paraje tranquilo y ameno...allí, en las escalinatas de un refugio de pescadores, reparamos fuerzas y volvimos hacia el pueblo...decidimos no llegar a los túneles por lo tardío de la hora y descendimos hasta el pueblo por un agreste sendero que machacó los meniscos a más de uno.
La tarde la dedicamos a visitar el mueso de Bielsa. Muy didáctico, nos informó tanto de la historia...la célebre Bolsa de Bielsa... como de las costumbres antiguas del pueblo...carnavales, tareas agrícolas, etc.
La tercera jornada la dedicamos a visitar otro valle de la zona, el de Chistau. Es un valle algo más agreste a la entrada...hay que atravesar unos túneles largos, donde nos encontramos con un autobús que puso a prueba la pericia de nuestra conductora...¡ aplausos del personal!..
El centro del valle es el pueblo de Plan...¡ sí,si, el de la caravana de mujeres de hace unos años!...
No sé si el interés por visitar el valle por parte de las féminas, era montañero o de otro carácter...por si acaso, les aconsejé que eludieran la conversación con los lugareños,no fuera a pasar que........
..A pesar de todo, tuvimos nuestra ruta montañera. La iniciamos en el llamado Puen de Pecadores ( no me he comido una sílaba, es que en el valle tienen una especie de dialecto). Desde ese puente arrojaban al vacio a aquellos que consideraban culpables de algún delito grave...hay que decir que la altura era considerable...
Bajo la sombra de los árboles, fuimos recorriendo el camino río arriba con unas vistas extraordinarias. El regreso, por pista fue más tranquilo..
Terminamos la visita dl valle, subiendo por sinuosa carretera hasta Gistau, pequeño pueblecito en lo alto del monte, donde las féminas pudieron dar rienda suelta a sus ansias gastadoras, haciendo cola para comprar...¡ en un comercio ambulante!...Es que no pueden refrenarse....
Como ya teníamos recorrida la zona....porque no hicimos las rutas de alta montaña que hay por allí, decidimos dar por finalizada nuestra estancia y nos bajamos a la zona del Somontano de Huesca.
No tuvimos duda de a dónde debíamos dirigirnos......el pueblo de Alquézar tenía todos los números. Es una bella localidad a la que llamamos la "ciudad invisible"...¿ ? está tan integrada en el paisaje, tan mimetizada que desde lejos apenas se la vislumbra...no había manera de hacer una foto...apenas destacaba ..
.Para compensar su disimulo, nos ofreció un conjunto monumental precioso....calles estrechas, casas blasonadas, arcos, soportales...todo ello perfectamente conjuntado...todo ello construido con adobe, piedra y ladrillo...y allá en lo alto, la Colegiata-castillo, dominando el pueblo...incluso las casas nuevas, están a la usanza antigua...resulta dificil distinguir unas de otras...
Nos alojamos en una casa rural que estaba encima del arco de entrada al pueblo...perfectamente equipada, techos de madera...muebles a juego,,,y situada en la parte alta, rivalizaba en vistas con el castillo que teníamos enfrente...Os la recomiendo especialmente
Estuvimos dos días y aparte del recorrido urbano, nos planteamos una ruta por el río Vero que atraviesa el pueblo. El río Vero es uno de los regatos que descendiendo del Pirineo, horadaron la sierra de Guara, formando impresionantes barrancos. El del río Vero es célebre en la zona por tener la ruta de las Pasarelas...Para facilitar el recorrido, el ayuntamiento ha puesto en los sitios estratégicos, pasarelas de madera o de metal que sirven para que la ruta de díficil, sea considerada de baja intensidad...si exceptuamos
que los que tienen vértigo pueden pasarlo mal...
Antes de llegar al río, hicimos un recorrido por la parte alta de la zona...¡ y tan alta!..un buen repecho nos llevó a la zona de avistamiento de buitres...era temprano y por eso no volaban muy alto, lo que nos deparó el espectáculo de su contemplación intentando buscar las térmicas para remontar el vuelo...ermitas antiguas...nacederos de aguas, pasos difíciles sobre barrancos..
.Llegados al río vimos que las primeras pasarelas no tenían dificultad...eran simples pasos sobre el lecho pedregoso del río...poco a poco se fue complicando la cosa y así cuando llegamos a la primera metálica..miré hacia arriba...consideré la altura...y..¡ me metí con botas y todo en el río !..lo que es yo no subía a las alturas...risas del personal y continuamos adelante.
Lo que había adelante era una presa que remansaba las aguas por un lado y ofrecía una caida vertiginosa por el otro...ya no se podía volver atrás, así que emprendimos una huida hacia adelante...no me atreví con la pasarela anterior y me hice el çamino con las siguientes. Observad la altura sobre el río...os preguntaréis...¿pero pasaste por ahí?...¡ si!...hay prueba gráfica como podéis observar,
Superado el susto, el resto del camino fue sólo un caluroso y empinado paseo hasta el pueblo. Comida reparadora y siesta nos devolvieron al estado de personas normales...
Las últimas horas fueron aprovechadas para dar una última vuelta por "Alquézar la nuit"...la sorpresa fue un concierto de cuerda que nos ofrecieron en la plaza porticada...
Las notas melancólicas del vals Stalingrado de Shostakovich fueron el acompañamiento que tuvimos en el último recorrido por tan bella villa...clica aquí y lo escuchas.
Como siempre digo...
quien vino lo disfrutó...
quien no vino, se lo perdió
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