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POR FALTA DE ESPACIO, SE HAN SUPRIMIDO MUCHAS FOTOS DE LAS CRÓNICAS , AUNQUE PERMANECEN LOS TEXTOS.

sábado, junio 05, 2010

¡ No envié mis barcos a luchar con los elementos...!

…Dijo el rey Felipe cuando se enteró del desastre acontecido a la Armada Invencible. Puedes planificar muy bien las cosas, y luego viene Dª Naturaleza y te las desbarata.

Nuestros planes eran muy buenos sobre el papel…¿Hace calor?...¡ Pues a refrescarse en una ruta por agua!. Intenté acceder a una senda que una y otra vez, se me ha resistido: la senda de la Pardala por Benageber. El itinerario atractivo a priori: Fuente de Muñoz y siguiendo el Pr, hasta la Pardala y una vez allí, un agradable paseo pisando agua.. Jajajajajajajajajaja. La llegada a la Fuente de Muñoz…¡ deprimente!. Una especie de camping salvaje, campaba por la zona. Restos , detritus, basuras…¡ un asco!. Las señales no aparecían y perdimos bastante tiempo en encontrarlas. Por senda accedimos a una interminable pista…¡ nada de por abajo, junto al agua! que sólo tuvo un aliciente, encontrar la Fuente de Miguel que nos sirvió de refresco para mitigar los calores. La verdad es que las vistas del pantano eran impresionantes. El agua llegaba hasta los mismos árboles que incluso quedaban semi-sumergidos.

Eso nos tenía que haber servido de advertencia, pero, las ganas de llegar al río, nos impidió calibrar la información. Almorzamos tranquilamente en La Pardala..¡ nada que ver con Fuente Muñoz!.

Y por fín…¡¡¡¡la senda!!!. Un tanto aérea, nos adentró en el majestuoso cañón. Cascadas de agua resonaban en el estrecho.

Los agrestes acantilados nos hacían presagiar una excelente ruta hasta el Charco Negro…jajajajajajajaaj.

Llegados a una pequeña construcción, el río lleno a tope y con crecientes profundidades, nos impidió el paso. Llevábamos sandalias de goma, pero cualquiera se adentraba en aquel pantanal.

Optamos por regresar sobre nuestros pasos, ansiando llegar de nuevo a la Fuente de Miguel, y tuvimos la gran suerte de ver que delante de nosotros, dos parejas de corzos dieron el susto a más de una. Calor, calor, calor…y llegada a los coches.

En vez de regresar a casa, ya teníamos previsto el hacer la comida de picnic. Nos fuimos a la ermita de San Isidro en Benageber y allí disfrutamos de lo lindo: mesas, sombra, fresco, agua corriente, siesta y tertulia.

Visto lo visto, optamos por seguir con picnic las dos rutas que nos quedan esta temporada. Tranquilo regreso a Valencia y hasta la semana que viene.

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