a Enguera nos dirigimos,
una sana idea tuvimos,
disfrutar de la Mota,
de Lucena y su castillo,
no nos cayó ni una gota.
cosa que agradecimos....
Demandando información,
acercarnos si pudimos,
al inicio del camino,
¡ qué alegría que nos dimos!
¡acertamos con buen tino!...
Por la zona más umbría,
anduvimos, anduvimos,
¡ qué bien que pintaba el día!
pinos, romeros, lirios...vimos!...
Más, oh, amarga desilusión!
allí cerca, nos esperaba,
¡ recaraba!
la terrible ascensión...
Paso, arriba, mucho tiento,
no mirando el acabar,
lo mejor, el pensamiento,
de llegar...sin resbalar...
Superado el desnivel,
decidimos almorzar,
...nos faltaba Nativel,
pero no así bota,
que pudimos bien catar.
De digestión, buenos chistes,
risotadas sin parar,
¡ ssssshhh, no rechistes,
que los cuenta D. Pascual!
Encaminado el viaje,
hacia el Blanco Mojón,
¡ maravilla de paisaje!
todo resultó molón...
Decidimos regresar,
siguiendo los pasos del Sastre,
no, temáis, no hubo desastre,
llegados a Campanilla,
anduvimos sólo una milla....
Sólo faltaba el castillo
de la Encomienda, su nombre,
a Lucena, dijimos ¿te pillo?,
¡ no!, preferimos el rastrillo.
¿El rastrillo? ¿qué rastrillo?,
el que tapaba el aljibe,
¡ vaya agujero que exhibe!...
Paseito con cadenas,
mirad, qué bien bajan las nenas,
Finalizado el paseo,
decidimos visitar,
de Enguera, la Seo,
¡ bueno, una iglesia muy normal!...
Compensamos la visita,
con cafeses, cocacolas,
avellanas, cervecita,
en local muy singular,
el Casino... Patronato,
¡ no, su nombre era Industrial!.
Casi llegados al coche,
unos niños preguntaron
¿dónde van con tal derroche,
de ropa tan informal.?
"...cansados de la montaña,
a comer nos dirigimos"
prestos les respondimos,
¡seguro, lo han merecido!
dijeron ,los tiernos infantes,
¡sonreimos...un instante!
¡ Adiós linda Enguera, adiós!
nos llevamos con amor
el paseo por tus montes,
la finura de tus gentes,
pero ¡ ay!, no así la fuente
con su león fumador.
