Comienza en la Plaza de la Baronía de Chulilla, tras cruzar el pueblo por sus empinadas calles, descendemos al río siguiendo el camino asfaltado. Antes de atravesarlo por primera vez dejamos a la izquierda las ruinas de un antiguo lavadero. Una vez al otro lado del puente, transcurre nuestra ruta por un camino agrícola que asciende suavemente proporcionándonos una extraordinaria vista de la huerta de la vega del Turia.
Continuamos unos 600 m. hasta un recodo del camino por donde cruzamos el barranco de Vallfiguera: en este punto podemos deleitarnos con los espectaculares cortes que el agua ha labrado en la roca.
Llegaremos a la fuente de La Rinconá, donde ya podemos refrescarnos.Seguimos nuestro recorrido disfrutando del paisaje que el río, más caudaloso en esta zona, nos ofrece con un gran meandro. Al otro lado del río se encuentra el Balneario de Fuencaliente, famoso por sus aguas termales de interés minero-medicinal. Continuamos la marcha bordeando el río Turia y dejando a la izquierda un antiguo canal por el que discurren algunos tramos del sendero. Más tarde llegamos a la desembocadura del río Sot en la margen derecha y a unos 200 m. encontramos el Corindón, antigua fábrica de piedra esmeril derruida por la riada del 57, Y a la que llegaba el canal anteriormente citado.
La vuelta la haremos por el mismo camino pero en vez de subir hacia el pueblo, seguiremos en dirección al Charco Azul, final de trayecto donde se puede dar un baño el personal. Se recomienda llevar bañador y sandalias de agua, pues hay que atravesar varias veces el río. De nuevo hacia atrás subiendo directamente al aparcamiento donde estarán los coches.
Este es un blog dedicado al senderismo. En él podréis encontrar información sobre rutas y lugares de interés en la Comunidad Valenciana.así como los lugares que visito.
FOTOGRAFIAS
POR FALTA DE ESPACIO, SE HAN SUPRIMIDO MUCHAS FOTOS DE LAS CRÓNICAS , AUNQUE PERMANECEN LOS TEXTOS.
domingo, mayo 27, 2007
sábado, mayo 26, 2007
Senderismo por Ademuz : dos ambientes
Como en las antiguas disotecas, la ruta por Ademuz, tal como indica el título, tuvo dos ambientes. El primero fue siguiendo las indicaciones del libro Ruralturia, que marca el inicio en Ademuz y remonta los erosionados montes que lo rodean. La ruta era imprecisa, sin señales, confusas.
Ante los despistes que nos proporcionaba el seguir dichas indicaciones, optamos por incorporarnos al Sendero del Oro Verde.
Dicho sendero, recientemente marcado por el C.E.V, está todavía muy verde, pues se han limitado a poner unos carteles en los cruces más importantes. Lamentar la presenia de un basurero "controlado" que impresiona por su cercanía a una vía senderista, además de servir para que los animales salvajes; montón de cuervos y dos parejas de águilas, cambien sus hábitos alimenticios. Las fotos las podéis ver en el apartado "Barbaridades nada naturales" en mi blog. De todas maneras,las señales mencionadas antes, nos sirvieron para orientarnos hasta la hora del almuerzo. Este lo hicimos en una de las muchas cabañas de pastor o cucos, que encontramos a lo largo del día. Extrañamente, como podéis observar en la foto, comimos de pie y eso tiene una explicación. Miles y miles de pequeños gusanillos nos acechaban en cuanto nos sentábamos, así que optamos por almorzar deprisa y largarnos.
El camino no condujo a las queridas y amigables marcas del Pr, las cuales, ya sin problemas nos fueron acercando a Vallanca. Encontramos un pastor, que presa del "mono fumatorio", nos imploraba fuego para poder encender un pitillo. Al no fumar ninguno, tuvimos que dejarlo allí, lamentando su mala suerte. El tiempo se tornó amenazador y las negras nubes, fueron pisándonos los talones hasta que llegamos a la extrañamente vacía Vallanca. ¡ No había nadie por las calles!. Las casas cerradas, los comercios, bueno el único comercio, vacío. ¿La razón?. Todo, todo el pueblo se había marchado de romería a una ermita en el monte. En la misma plaza tuvimos que buscar refugio en unos soportales. La lluvia empezó a caer y esperamos que escampara.
El segundo ambiente de la excursión no tardó en hacer su aparición. La sequedad del primer tramo, se convirió en un maravilloso paseo por el río Bohigues, quien con sus cantarinas aguas y cascadas, nos encandiló. Frondosos parajes, verdor por doquier. Las crestas de las Hoces, todo, absolutamente todo, en armonía. Los comentarios de personal fueron unánimes: ¡ una preciosidad !
La lluvia nos fue acompañando, para desespero de alguno que olvidó el chubasquero en casa, y nos fuimos aproximando a Ademuz.
Todavía pasamos algun área recreativa, eso sí, totalmente solitaria y vacía y ya un poco tarde, hacia las 3, llegamos al pueblo. Después de más de 18 kms, la infinita calle nos cansó a rabiar, pero el llegar al restaurante, nos devolvió la energía. Una buena comida, una buena compañía, una buena ruta...¿ Qué más se puede pedir ?
Ante los despistes que nos proporcionaba el seguir dichas indicaciones, optamos por incorporarnos al Sendero del Oro Verde.
Dicho sendero, recientemente marcado por el C.E.V, está todavía muy verde, pues se han limitado a poner unos carteles en los cruces más importantes. Lamentar la presenia de un basurero "controlado" que impresiona por su cercanía a una vía senderista, además de servir para que los animales salvajes; montón de cuervos y dos parejas de águilas, cambien sus hábitos alimenticios. Las fotos las podéis ver en el apartado "Barbaridades nada naturales" en mi blog. De todas maneras,las señales mencionadas antes, nos sirvieron para orientarnos hasta la hora del almuerzo. Este lo hicimos en una de las muchas cabañas de pastor o cucos, que encontramos a lo largo del día. Extrañamente, como podéis observar en la foto, comimos de pie y eso tiene una explicación. Miles y miles de pequeños gusanillos nos acechaban en cuanto nos sentábamos, así que optamos por almorzar deprisa y largarnos.
El camino no condujo a las queridas y amigables marcas del Pr, las cuales, ya sin problemas nos fueron acercando a Vallanca. Encontramos un pastor, que presa del "mono fumatorio", nos imploraba fuego para poder encender un pitillo. Al no fumar ninguno, tuvimos que dejarlo allí, lamentando su mala suerte. El tiempo se tornó amenazador y las negras nubes, fueron pisándonos los talones hasta que llegamos a la extrañamente vacía Vallanca. ¡ No había nadie por las calles!. Las casas cerradas, los comercios, bueno el único comercio, vacío. ¿La razón?. Todo, todo el pueblo se había marchado de romería a una ermita en el monte. En la misma plaza tuvimos que buscar refugio en unos soportales. La lluvia empezó a caer y esperamos que escampara.
El segundo ambiente de la excursión no tardó en hacer su aparición. La sequedad del primer tramo, se convirió en un maravilloso paseo por el río Bohigues, quien con sus cantarinas aguas y cascadas, nos encandiló. Frondosos parajes, verdor por doquier. Las crestas de las Hoces, todo, absolutamente todo, en armonía. Los comentarios de personal fueron unánimes: ¡ una preciosidad !
La lluvia nos fue acompañando, para desespero de alguno que olvidó el chubasquero en casa, y nos fuimos aproximando a Ademuz.
Todavía pasamos algun área recreativa, eso sí, totalmente solitaria y vacía y ya un poco tarde, hacia las 3, llegamos al pueblo. Después de más de 18 kms, la infinita calle nos cansó a rabiar, pero el llegar al restaurante, nos devolvió la energía. Una buena comida, una buena compañía, una buena ruta...¿ Qué más se puede pedir ?
martes, mayo 22, 2007
Ruta de senderismo por el rio Bohilgues
Para el sábado 26, tengo pensado hacer la ruta del Oro Verde por el Rincón de Ademuz. Es un recorrido hasta Vallanca que seguramente haremos por la ribera del río.
El río Bohilgues forma cuatro cascadas y algún pequeño salto a lo largo de su recorrido desde Vallanca a Ademuz, la última de ellas es artificial a nivel de la fábrica de la luz, ya casi en Ademuz, mientras que las otras tres son naturales.
La primera de ellas se encuentra en las inmediaciones de la población de Vallanca, la siguiente se puede ver desde el puente que cruza el río, debajo de la presa de agua en La Viguilla, en estas dos cascadas se puede apreciar como el agua ha labrado grandes surcos en la piedra tosca. La que queda por citar es la más espectacular, se encuentra a unos quinientos metros más abajo que la anterior, antes de que el río entre en la Hoz.
Para visitar las hoces del río Bohilgues y sus cascadas, seguiremos un sendero en el margen izquierdo del río, sendero que ha sido marcado e incluido en la Red Comarcal de Senderos del Rincón de Ademuz. Es una travesía muy grata de realizar, por ser una ruta bastante agreste, por la calidad del agua del río, completamente cristalina, por su vegetación típica de ribera: sauces, sargas, fresnos, zarzas, chopos, nogales, majuelos y algo más alejados de la orilla del agua, hiedra y rubia.
¿Dónde está?
La ruta
Detalles, detalles
El sendero
Más detalles de la ruta
Plano de los senderos del Rincón
El río Bohilgues forma cuatro cascadas y algún pequeño salto a lo largo de su recorrido desde Vallanca a Ademuz, la última de ellas es artificial a nivel de la fábrica de la luz, ya casi en Ademuz, mientras que las otras tres son naturales.
La primera de ellas se encuentra en las inmediaciones de la población de Vallanca, la siguiente se puede ver desde el puente que cruza el río, debajo de la presa de agua en La Viguilla, en estas dos cascadas se puede apreciar como el agua ha labrado grandes surcos en la piedra tosca. La que queda por citar es la más espectacular, se encuentra a unos quinientos metros más abajo que la anterior, antes de que el río entre en la Hoz.
Para visitar las hoces del río Bohilgues y sus cascadas, seguiremos un sendero en el margen izquierdo del río, sendero que ha sido marcado e incluido en la Red Comarcal de Senderos del Rincón de Ademuz. Es una travesía muy grata de realizar, por ser una ruta bastante agreste, por la calidad del agua del río, completamente cristalina, por su vegetación típica de ribera: sauces, sargas, fresnos, zarzas, chopos, nogales, majuelos y algo más alejados de la orilla del agua, hiedra y rubia.
¿Dónde está?
La ruta
Detalles, detalles
El sendero
Más detalles de la ruta
Plano de los senderos del Rincón
lunes, mayo 21, 2007
Ya han pasado más de 30.000 visitantes
sábado, mayo 19, 2007
Maravilloso Espadán...¡ siempre !
La sierra de Espadán siempre me sorprende. Da igual que sea en invierno, en primavera, nublado o con sol radiante. Cuando llegas a cualquiera de sus pueblos, te plantas a la salida y miras hacia arriba, el resultado siempre es el mismo: ¡ maravilloso!. Hoy tocaba salir desde Chóvar.
La hora que era temprana, hizo que las calles estuvieran vacías. No fue problema, porque la ruta está excelentemente señalizada. Las recientes lluvias habían llenado el pantano de Ajuez. La calma matinal hacía que las cercanas cumbres, se reflejaran en el agua.
Pronto, los canchales hicieron acto de presencia, haciendo la marcha más trabajosa. No nos importó, pues el premio de la excursión estaba cercano. La Fuente Fresca, escasa de caudal, nos fue hurtando su presencia.
Sin embargo, la perseverancia tiene su premio y al final dimos con ella. Hizo honor a su nombre y nos sirvió de un agradable refresco. Los helechos, de casi un metro de altura, daban un aire selvático a la zona.
Los riscos de rodeno, vigilaron nuestra subida hasta la mina del Hembrar, Contemplando los restos de arqueología industrial, casi podíamos escuchar el fragor de las vagonetas, los gritos de aviso de los mineros, el acre olor del agua estancada…el pasado salía a nuestro encuentro.
Remontando el collado, llegamos a una excelente pista que ,con el premio de magníficas vistas, nos condujo al pie de la nevera de Castro. La subida la realizamos por camino diferente a otras veces. Una muy empinada senda nos fue llevando entre los restos de fortificaciones de la guerra civil hasta la restaurada nevera. El efecto era el de un ovni, reluciente al contraluz.
La foto parecía la previa a una ablución. Decidimos almorzar en el vértice geodésico del Nevera, renunciando a hacerlo en la cercana cumbre, repleta de antenas.
Como siempre en el Espadán, el comedor tenía vistas maravillosas de las que disfrutamos en silencio. No imaginábamos que estábamos siendo observados. De pronto, un senderista apareció ante nosotros y , como es obligado en la montaña, entablamos conversación. El día iba de gentío. Al poco, un nuevo encuentro, esta vez, casualidad de las casualidades, con un antiguo alumno del que suscribe, Hacía nada más y nada menos que 25 años que no nos veíamos. Lógicamente, pegamos la hebra y rememoramos pasados momentos.
El descenso, entre minas abandonadas, nos condujo a las cercanías del embalse, esta vez por la orilla contraria a la ida. Nuevas voces en el barranco, nos ponían de manifiesto que el senderismo, en según qué zonas, puede ser hasta casi “multitudinario”.
¡ Sorpresa !.A la una, estaba tocando la campana de la iglesia y ya habíamos terminado la ruta. ¡ Hasta la próxima !
La hora que era temprana, hizo que las calles estuvieran vacías. No fue problema, porque la ruta está excelentemente señalizada. Las recientes lluvias habían llenado el pantano de Ajuez. La calma matinal hacía que las cercanas cumbres, se reflejaran en el agua.
Pronto, los canchales hicieron acto de presencia, haciendo la marcha más trabajosa. No nos importó, pues el premio de la excursión estaba cercano. La Fuente Fresca, escasa de caudal, nos fue hurtando su presencia.
Sin embargo, la perseverancia tiene su premio y al final dimos con ella. Hizo honor a su nombre y nos sirvió de un agradable refresco. Los helechos, de casi un metro de altura, daban un aire selvático a la zona.
Los riscos de rodeno, vigilaron nuestra subida hasta la mina del Hembrar, Contemplando los restos de arqueología industrial, casi podíamos escuchar el fragor de las vagonetas, los gritos de aviso de los mineros, el acre olor del agua estancada…el pasado salía a nuestro encuentro.
Remontando el collado, llegamos a una excelente pista que ,con el premio de magníficas vistas, nos condujo al pie de la nevera de Castro. La subida la realizamos por camino diferente a otras veces. Una muy empinada senda nos fue llevando entre los restos de fortificaciones de la guerra civil hasta la restaurada nevera. El efecto era el de un ovni, reluciente al contraluz.
La foto parecía la previa a una ablución. Decidimos almorzar en el vértice geodésico del Nevera, renunciando a hacerlo en la cercana cumbre, repleta de antenas.
Como siempre en el Espadán, el comedor tenía vistas maravillosas de las que disfrutamos en silencio. No imaginábamos que estábamos siendo observados. De pronto, un senderista apareció ante nosotros y , como es obligado en la montaña, entablamos conversación. El día iba de gentío. Al poco, un nuevo encuentro, esta vez, casualidad de las casualidades, con un antiguo alumno del que suscribe, Hacía nada más y nada menos que 25 años que no nos veíamos. Lógicamente, pegamos la hebra y rememoramos pasados momentos.
El descenso, entre minas abandonadas, nos condujo a las cercanías del embalse, esta vez por la orilla contraria a la ida. Nuevas voces en el barranco, nos ponían de manifiesto que el senderismo, en según qué zonas, puede ser hasta casi “multitudinario”.
¡ Sorpresa !.A la una, estaba tocando la campana de la iglesia y ya habíamos terminado la ruta. ¡ Hasta la próxima !
martes, mayo 15, 2007
Ruta de senderismo por Chóvar: El barranco de Ajuez
Para el sábado 19,tengo previsto una ruta por Espadán. Se trata de llegar al pantano de Ajuez, cerca de Chóvar.Este embalse de origen musulmán fue construido en el siglo XII. Regula las avenidas del baranco Ajuez y tiene una altura de 12 metros. Será el inicio de nuestra ruta que nos acercará a las antiguas minas de mercurio y a lugares de recuerdo etnológico, como la Nevera de Castro. Además, se pueden cubrir dos cimas de la sierra: el Nevera y el Mojón de Fondeguilla.
Ya hicimos la ruta una vez
Parte del plano de la ruta
Otras rutas posibles por El Espadán
Ya hicimos la ruta una vez
Parte del plano de la ruta
Otras rutas posibles por El Espadán
sábado, mayo 12, 2007
Un ocho fluvial
El por qué del título. La ruta, sin tenerlo previsto, se convirtió en un delicioso paseo junto a un río, el Regajo, pletórico de belleza primaveral, con la forma de dos círculos, unidos por estrecha faja, vamos un 8.
Con el frescor de la mañana, estaba, contemplando la vista del impresionante barranco. Hacía casi cuarenta años que había hecho la ruta, y allí, junto a la Ermita de San Marcos, junto a mis compañeros, estaba viéndome con 16 años, bastante más joven, pero frente al mismo magnífico espectáculo de la Naturaleza.
Inmenso mar de trigo
mecido por el viento,
amarillas las olas,
y flotando en ellas
las amapolas.
Tallo negro,
pétalos rojos;
rojo y negro,
negro y rojo,
¡todo pasión!
Al fondo, erguidas,
las montañas,
coronadas de blanca corona,
guardianas de este mar.
Es una poesía que encontré navegando. Sin embargo, parece una fotografía fiel de lo que contemplaban nuestros ojos. Pero volvamos a la crónica
Los trigales, nos impidieron acceder directamente a la marcada senda. Tuvimos que bordear ( de ir por el borde) un poco, e iniciamos el descenso a Las Hoyuelas. La zona era la misma, pero los cambios eran evidentes: depósitos de agua para incendios, derrumbes en las yeseras, nuevos árboles…Poco a poco nos acercamos a la Toba, un terreno con laderas erosionadas y coloristas.
Las recientes lluvias habían arrastrado grandes cantidades de yesos hacia el río y tuvimos que dar media vuelta, pues el camino prácticamente había desaparecido. El regreso, ahora en cuesta nos permitió llegar a la Fuente de San Marcos, con generoso caño de agua que, aunque no mitigara nuestra sed, nos permitió refrescarnos casi al completo.
El calor ya empezaba a picar. Un agradable almuerzo, nos sirvió de ánimo para llegarnos ahora en bajada, al puente del Regajo, donde encontramos las marcas que nos irían llevando en un precioso paseo fluvial hacia Las Palomarejas.
Las mansas aguas del río, nos fueron sirviendo de reserva de frescor, la abundante vegetación, nos proporcionaba su generosa sombra, el piar de los pájaros, ponía banda sonora al momento….¡ una gozada ¡. Llegamos, tal como estaba previsto, a las cercanías del estrecho desfiladero donde el río se junta, permitiendo hacer ranfting a los más audaces. Dejamos para mejor ocasión el intentarlo e iniciamos el regreso.
La guinda de la jornada, la pusieron cuatro cabras monteses, que triscaban en un prado. No nos olieron y eso permitió que llegáramos a unos veinte metros de ellas. Nos miramos mutuamente, calibramos la situación, estábamos todos expectantes, hasta que…el breve ruido de un velkro de funda de máquina digital, las asustó e iniciaron una veloz carrera, risco arriba hasta que desaparecieron…¡ otra gozada ¡.Encontramos una pista que nos ahorró bastante esfuerzo y que nos dejó a los pies de la Peña de San Marcos. Nuevo refresquito en la fuente y ¡ para arriba ¡…literal.
La llegada al coche, un poco más pronto de lo que es habitual, hizo que nos brindásemos unas cervecitas fresquitas en el Centro Rural de las Viñuelas, cosa que el cuerpo agradeció. Mientras volvíamos, ante la dormida general, me prometí a mi mismo que regresaría para hacer la misma ruta en otoño, cuando los pardos y amarillos confieran a este paseo fluvial más encanto si cabe.
Con el frescor de la mañana, estaba, contemplando la vista del impresionante barranco. Hacía casi cuarenta años que había hecho la ruta, y allí, junto a la Ermita de San Marcos, junto a mis compañeros, estaba viéndome con 16 años, bastante más joven, pero frente al mismo magnífico espectáculo de la Naturaleza.
Inmenso mar de trigo
mecido por el viento,
amarillas las olas,
y flotando en ellas
las amapolas.
Tallo negro,
pétalos rojos;
rojo y negro,
negro y rojo,
¡todo pasión!
Al fondo, erguidas,
las montañas,
coronadas de blanca corona,
guardianas de este mar.
Es una poesía que encontré navegando. Sin embargo, parece una fotografía fiel de lo que contemplaban nuestros ojos. Pero volvamos a la crónica
Los trigales, nos impidieron acceder directamente a la marcada senda. Tuvimos que bordear ( de ir por el borde) un poco, e iniciamos el descenso a Las Hoyuelas. La zona era la misma, pero los cambios eran evidentes: depósitos de agua para incendios, derrumbes en las yeseras, nuevos árboles…Poco a poco nos acercamos a la Toba, un terreno con laderas erosionadas y coloristas.
Las recientes lluvias habían arrastrado grandes cantidades de yesos hacia el río y tuvimos que dar media vuelta, pues el camino prácticamente había desaparecido. El regreso, ahora en cuesta nos permitió llegar a la Fuente de San Marcos, con generoso caño de agua que, aunque no mitigara nuestra sed, nos permitió refrescarnos casi al completo.
El calor ya empezaba a picar. Un agradable almuerzo, nos sirvió de ánimo para llegarnos ahora en bajada, al puente del Regajo, donde encontramos las marcas que nos irían llevando en un precioso paseo fluvial hacia Las Palomarejas.
Las mansas aguas del río, nos fueron sirviendo de reserva de frescor, la abundante vegetación, nos proporcionaba su generosa sombra, el piar de los pájaros, ponía banda sonora al momento….¡ una gozada ¡. Llegamos, tal como estaba previsto, a las cercanías del estrecho desfiladero donde el río se junta, permitiendo hacer ranfting a los más audaces. Dejamos para mejor ocasión el intentarlo e iniciamos el regreso.
La guinda de la jornada, la pusieron cuatro cabras monteses, que triscaban en un prado. No nos olieron y eso permitió que llegáramos a unos veinte metros de ellas. Nos miramos mutuamente, calibramos la situación, estábamos todos expectantes, hasta que…el breve ruido de un velkro de funda de máquina digital, las asustó e iniciaron una veloz carrera, risco arriba hasta que desaparecieron…¡ otra gozada ¡.Encontramos una pista que nos ahorró bastante esfuerzo y que nos dejó a los pies de la Peña de San Marcos. Nuevo refresquito en la fuente y ¡ para arriba ¡…literal.
La llegada al coche, un poco más pronto de lo que es habitual, hizo que nos brindásemos unas cervecitas fresquitas en el Centro Rural de las Viñuelas, cosa que el cuerpo agradeció. Mientras volvíamos, ante la dormida general, me prometí a mi mismo que regresaría para hacer la misma ruta en otoño, cuando los pardos y amarillos confieran a este paseo fluvial más encanto si cabe.
viernes, mayo 11, 2007
¿Noticias sobre senderismo?
La web de la Federació d'Esports de Muntanya i Escalada de la Comunitat Valenciana nos ofrece mucha información sobre senderismo y otras actividades relacionadas con la Naturaleza en nuesta comunidad.
Asturias: un ejemplo a imitar
La web oficial del Principado, es una perfecta muestra de información sobre cómo recorrer la Naturaleza en esa comunidad. ¡ A ver si otros la imitan !
jueves, mayo 10, 2007
lunes, mayo 07, 2007
Ruta de senderismo por el Regajo en Sinarcas
Para el sábado 12 de mayo, tengo previsto recorrer una zona que fue continuo escenario de mis salidas al monte, allá en mi juventud. Se trata del impresionante paraje del barranco del Regajo, en Sinarcas.
El recorrido es un "mix" de dos variantes del Pr.124.Desde la ermita de San Marcos, iniciaremos un recorrido entre viñedos hacia la zona de la Hoyas, antiguo caserío en el camino de la Toba.Ya por el fondo del barranco, nos dirigiremos al nacimiento del río. Si las aguas nos lo permiten, regresaremos por el pedregoso lecho hasta el puente del Regajo.
En las cercanías la Fuente de San Marcos, nos procurará seguro refresco.Desde este lugar, intentaremos llegar hasta las Palomarejas, impresionante congosto del río que no podremos atravesar ( hace falta meterse en agua hasta el cuello), así que iniciaremos el regreso hasta llegar a la fuente mencionada, desde donde en un tristrás subiremos a la ermita donde están los coches.
Plano de la zona
Desniveles, distancias...
Información sobre el recorrido I
Información sobre el recorrido II
El recorrido es un "mix" de dos variantes del Pr.124.Desde la ermita de San Marcos, iniciaremos un recorrido entre viñedos hacia la zona de la Hoyas, antiguo caserío en el camino de la Toba.Ya por el fondo del barranco, nos dirigiremos al nacimiento del río. Si las aguas nos lo permiten, regresaremos por el pedregoso lecho hasta el puente del Regajo.
En las cercanías la Fuente de San Marcos, nos procurará seguro refresco.Desde este lugar, intentaremos llegar hasta las Palomarejas, impresionante congosto del río que no podremos atravesar ( hace falta meterse en agua hasta el cuello), así que iniciaremos el regreso hasta llegar a la fuente mencionada, desde donde en un tristrás subiremos a la ermita donde están los coches.
Plano de la zona
Desniveles, distancias...
Información sobre el recorrido I
Información sobre el recorrido II
sábado, mayo 05, 2007
A la caza del cuco perdido
¡ Cucú que no me ves !.
¡ Cucú que aquí estoy !.
¡ Cucú que no me ves !.
¡ Cucú que aquí estoy !.
Y así fue toda la mañana a lo largo de la ruta.
Las previsiones de esta ruta desconocida eran excelentes. Una ruta marcada como Pr, aunque no homologado. Una descripción pormenorizada y muy detallada. Referencias de primera mano, contactadas previamente… ¡ Flowers!.
Empezamos por las señales. Creo que en una ruta de 14 kms, llegamos a ver seis o siete y no en los sitios claves. Nos íbamos fiando más de la descripción. ¿Y los cucos?. ¡ Jajajajaja los cucos!. Ni uno estaba junto al camino, donde pudiera verse. Nada de señalizaciones ni indicaciones subliminales.
Teníamos que “cazarlos”, entrando entre los campos de olivos, rodeados de interminables bancales de piedra seca que nos confundían. Poco a poco fuimos desarrollando un olfato especial y , aunque estaban escondidos, los descubríamos y ¡ zas!, cazados en foto. De las mejores piezas cobradas, tenemos prueba gráfica, como podéis comprobar. El esfuerzo, aunque no había grandes desniveles, era considerable. Busca que te busca, se nos hicieron las 10.30 y apenas habíamos andado 6 kms desde las 8 a.m.
Para más gracia, es un decir, la ausencia de marcas, nos llevó a tomar un camino largo, largo, que nos desvió un tanto de la ruta probable. Fijaos que ya hablamos de ruta probable, nada de la ruta prevista. De repente, imágenes observadas en mis correrías forestales, se manifestaron al llegar a la pista que lleva de Enguera a Navalón. Reconocido el terreno, nuestro ánimo se reconfortó, sobre todo por el almuerzo que disfrutamos junto a una balsa de agua, fresquitos y en compañía de unas ranas que nos observaban desde el fondo. Entrevimos a lo lejos una cabra montés o algo parecido, y continuamos en busca de más cucos. Los dos últimos que observamos, nos acercaron al Alto de Balsa, donde, en vista de la hora, decidimos atajar y volver al pueblo.
El calor apretaba y perdonamos los últimos cucos en aras de un regreso civilizado a casa. Prometo enviar” ipso facto” un mail a los de ADENE, solicitando el libro de reclamaciones por lo mal mantenida y “aseñalizada “ ( palabra inventada) que está la ruta .
¡ Cucú que aquí estoy !.
¡ Cucú que no me ves !.
¡ Cucú que aquí estoy !.
Y así fue toda la mañana a lo largo de la ruta.
Las previsiones de esta ruta desconocida eran excelentes. Una ruta marcada como Pr, aunque no homologado. Una descripción pormenorizada y muy detallada. Referencias de primera mano, contactadas previamente… ¡ Flowers!.
Empezamos por las señales. Creo que en una ruta de 14 kms, llegamos a ver seis o siete y no en los sitios claves. Nos íbamos fiando más de la descripción. ¿Y los cucos?. ¡ Jajajajaja los cucos!. Ni uno estaba junto al camino, donde pudiera verse. Nada de señalizaciones ni indicaciones subliminales.
Teníamos que “cazarlos”, entrando entre los campos de olivos, rodeados de interminables bancales de piedra seca que nos confundían. Poco a poco fuimos desarrollando un olfato especial y , aunque estaban escondidos, los descubríamos y ¡ zas!, cazados en foto. De las mejores piezas cobradas, tenemos prueba gráfica, como podéis comprobar. El esfuerzo, aunque no había grandes desniveles, era considerable. Busca que te busca, se nos hicieron las 10.30 y apenas habíamos andado 6 kms desde las 8 a.m.
Para más gracia, es un decir, la ausencia de marcas, nos llevó a tomar un camino largo, largo, que nos desvió un tanto de la ruta probable. Fijaos que ya hablamos de ruta probable, nada de la ruta prevista. De repente, imágenes observadas en mis correrías forestales, se manifestaron al llegar a la pista que lleva de Enguera a Navalón. Reconocido el terreno, nuestro ánimo se reconfortó, sobre todo por el almuerzo que disfrutamos junto a una balsa de agua, fresquitos y en compañía de unas ranas que nos observaban desde el fondo. Entrevimos a lo lejos una cabra montés o algo parecido, y continuamos en busca de más cucos. Los dos últimos que observamos, nos acercaron al Alto de Balsa, donde, en vista de la hora, decidimos atajar y volver al pueblo.
El calor apretaba y perdonamos los últimos cucos en aras de un regreso civilizado a casa. Prometo enviar” ipso facto” un mail a los de ADENE, solicitando el libro de reclamaciones por lo mal mantenida y “aseñalizada “ ( palabra inventada) que está la ruta .
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