Parece ser que la moda "vintage" ha llegado a nuestro grupo. Dícese del "vintage"...aquello retro o antiguo. En ese sentido, tengo que hacer notar que las tres últimas rutas que he hecho, han sido por la Serra Calderona, clásica entre las cásicas, el inicio, años ha, de mis primeras experiencias montañeras.
Hoy nos ha tocado una ruta mixta entre la Prunera y El Sierro. La iniciamos ¡ cómo no! en el barranco de Martinet, donde la Font de San Antoni...por cierto con un caudal de agua como hace tiempo no veía.
Nos encontramos con uno de los buzones que la Consellería de Medio Ambiente ha puesto en algunos senderos. Repasada del libro de visitas...hasta aquí llegó la propaganda electoral y los mensajes escatológicos... Remontada por el barranco y llegada a la Prunera, cuya visita obviamos en ese momento. La larga, larguísima pista, nos fue aproximando a la cumbre del Sierro...o del Oronet..como lo llaman los ciclistas. De estos, vimos un montón, resoplando y sufriendo lo indecible para llegar arriba.
La cruz, con sus espejitos para reflejar el sol, nos sirvió de merendero, amenizando los mosquitos y otros bichos el condumio. El regreso lo hicimos , en plan de descubierta, por otra senda que nos llevó a los pies de la Prunera de nuevo.
Ahora sí, nos dirigimos a la fuente...agua fresquísima...donde nos dedicamos...oferta de la primavera...a recolectar los frutos..espárragos y cerezas. Mientras los "esparragueros" lo hacíamos a nivel de suelo, algún "cerecero" se dedicó a trapar atrevidamente a los árboles, causando zozobra en el personal que ya nos veíamos llamando al 112.
Afortunadamente no pasó nada y regresamos a base, no sin que alguno se despistara y apareciera lejos de los coches...Se les perdona por el calorazo que hacía a esas horas.
Por cierto, fue el día de los encuentros poéticos. Vimos allí tiradas, unas aleluyas que glosaban con imperfecta rima las bondades del paisaje, lo ameno del lugar y todo lo que acompaña a una romería que, desconocidos corremaninos, hiceron por esa misma ruta, una semana antes.
Tengo que confesar que la tortilla de espárragos que me cociné, estaba buenísima.
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