El frío intenso, las irreales siluetas de los pinos, totalmente cubiertos por la nieve, el silencio a mi alrededor...todo era sencillamente maravilloso.

La prudencia se impuso y rápidamente,me dirigí a la estación de esquí. Allí fue de ver la peripecia de sacar el coche. Tuve que utilizar las cadenas...no tenía ni idea de cómo se ponían, pero un alma caritativa me hizo el favor y pude abandonar la montaña....
La nieve..¡ bonita! pero mejor verla sin problemas.