Hoy hemos hecho la segunda etapa de esta nueva ruta que, apenas hace dos semanas, se ha ofrecido a los senderistas.
Contemplando el verde manto que se extendía ante mí:la silueta de las montañas, la luz clarísima, el aroma embriagador del azahar… no pude menos que recordar la historia del por qué del nombre de este valle.
Según la tradición,el rey Jaime II, después de guerrear contra los musulmanes por tierras de Alicante y Murcia, al pasar por este valle, llamado Alfàndec, e impresionado por su fertilidad y belleza, dijo dirigiendose a su capellán Fray Boronat de Vila-Seca, abad del monasterio cisterciense de Santes Creus: "Vall digna per a un monestir de la vostra religió". Y el abad contestó: "Vall digna”.
Y es que la ruta de hoy, se ha convertido en un privilegiado paseo de 12 kms por un jardín. Un jardín con miles de naranjos, rabiosamente en flor. Un paseo en el que los dorados frutos se nos ofrecían generosos, rodeados de azahares. ¡ Una gozada!.
Bueno, abandonemos lo poético y pasemos a lo descriptivo. Ya hemos hecho la primera,
la que va desde el monasterio de la Murta a la Casella, por el Pas del Pobre.
Hoy, la segunda ruta, la iniciamos en la Barraca d’ Agües Vives, junto a la antigua estación del ferrocarril Carcaixent- Dénia, cuyo trazado seguiremos en gran parte. La vía está lo suficientemente señalizada para hacer más placentero el viaje.Quizás un exceso de postes idicativos y una falta de señales de confirmación en algunos cruces.
Tras dos kms llegamos al monasterio d’ Aigües Vives, antiguo convento dedicado hoy a bodas y banquetes. Sus señoriales jardines merecieron una visita.
De nuevo en ruta, atavesamos una antigua trinchera del ferrocarril, que aunque seca, nos hizo entender que en época de lluvia, quizás será impracticable. Habría que hacer un sendero alternativo.
Anda que te andarás nos fuimos acercando al monasterio de Simat, pero nuestra sorpresa fue grande al observar que, en vez de dirigirnos las señales, directactemente a él,empezamos a dar un gran rodeo por la zona del río Vaca. No nos supo mal, pues disfrutamos de la visión de una clara y fresca corriente de agua que hizo más agradable el paseo.
Antes de visitar el monasterio de Santa María, nos dirigimos hacia la antigua mezquita de la Xara. Era impactante contemplar su blancura impoluta ( todavía no habían llegado los grafiteros) en medio del verdor de los huertos.
Su bancada nos sirvió de merecido descanso, mientras observábamos, allá en lo alto, los aéreos pasos de la tercera etapa de la ruta de los monasterios.
Nos encaminamos pues a recorrer detenidamente el monasterio. Está bellamente restaurado y la visita se convirtió en un agradable paseo por la Historia.
Por primera vez habíamos dejado un coche en inicio y otro en destino. ¡ Vaya gustazo que nos dio el poder regresar, haciendo en diez minutos lo que nos habia costado algo más de tres horas andando!.