Dejadme que os explique el por qué de tan extraño título para una excursión montañera.
La zona que hemos visitado, despierta en mí, lejanos, muy lejanos recuerdos ( más o menos de unos cuarenta años, cuando tenía tan sólo 18). El campamento de Tabarla, fue donde pasé treinta eternooooooooooos días con los 300 ( no, no eran los espartanos, sino los aspirantes a maestro que debíamos hacer el cursillo de Instructor Elemental).
Llegar después de tanto tiempo ( bueno, estuve hace un par de años) y rememorar mi juventud, fue todo uno: “Aquí tenía la tienda de campaña”, “Aquí lavávamos los platos”, “Aquí tuve que dar la consigna del día…” ¡ Aquí, ¡ Aquí!....
¿Os parece raro ahora el título de la crónica?. Bueno, volvamos al presente. La ruta estaba pensada – recordando lo mal que estaba antes- para hacerse en versión “single”. Salida de Casas de Mijares, llegada a Pocico Valentí n, bajada al campamento de Tabarla y un breve paseo por el río Magro. De lo propuesto a lo que se hizo…¡ un mundo!.
La zona que hemos visitado, despierta en mí, lejanos, muy lejanos recuerdos ( más o menos de unos cuarenta años, cuando tenía tan sólo 18). El campamento de Tabarla, fue donde pasé treinta eternooooooooooos días con los 300 ( no, no eran los espartanos, sino los aspirantes a maestro que debíamos hacer el cursillo de Instructor Elemental).
Llegar después de tanto tiempo ( bueno, estuve hace un par de años) y rememorar mi juventud, fue todo uno: “Aquí tenía la tienda de campaña”, “Aquí lavávamos los platos”, “Aquí tuve que dar la consigna del día…” ¡ Aquí, ¡ Aquí!....
¿Os parece raro ahora el título de la crónica?. Bueno, volvamos al presente. La ruta estaba pensada – recordando lo mal que estaba antes- para hacerse en versión “single”. Salida de Casas de Mijares, llegada a Pocico Valentí n, bajada al campamento de Tabarla y un breve paseo por el río Magro. De lo propuesto a lo que se hizo…¡ un mundo!.
Ya desde el principio, los anunciados “vadeos” se convirtieron en motivo de risas, mojadas y similares. La primera sorpresa la tuvimos, cuando descubrimos que se habían puesto unos flamantes puentes, con barandillas y todo, donde antes tan sólo había unos troncos medio podridos por los que daba pánico aventurarse. El campamento, se ha convertido en una preciosa área recreativa, donde disfrutamos de un hermoso comedor salón con vistas al río. Ni que decir tiene que lo aprovechamos debidamente. La segunda sorpresa, fue comprobar que todo el recorrido por el cortado del Magro, estaba muy bien señalizado y convenientemente desbrozado, lo que hizo que nos decidiéramos por hacer la ruta circular y completa. Nuevos vadeos, nuevas risas y comprobar lo poco dotad@ que está algun@ para el lanzamiento de mochila. Como siempre, pecado sí, pecad@r@ no. Nos quedó para el final la laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarguísima cuesta de subida al Cerro de Tabarla y la continuación por pista hasta el inicio de ruta.
Tenemos el ineludible y a la vez, inmenso placer, de reconocer la inmensa labor que en pro del resto del personal, hicieron Pepa y Paco B. En un gesto que les honra, pusieron el turbo y llegándose hasta Casas de Mijares en un tiempo récord, acercaron el coche hasta Pocico Valentín, donde esperábamos los demás. Por ello, se le concedió “In situ” la muy noble condecoración de “Tabarlas’ s House”con distintivo verde esmeralda en reconocimiento a su generoso proceder.
Tenemos el ineludible y a la vez, inmenso placer, de reconocer la inmensa labor que en pro del resto del personal, hicieron Pepa y Paco B. En un gesto que les honra, pusieron el turbo y llegándose hasta Casas de Mijares en un tiempo récord, acercaron el coche hasta Pocico Valentín, donde esperábamos los demás. Por ello, se le concedió “In situ” la muy noble condecoración de “Tabarlas’ s House”con distintivo verde esmeralda en reconocimiento a su generoso proceder.
Debidamente repantigados en el coche, nos volvimos- eso sí un poco tarde- a casa, dando por finalizada tan magnifica excursión.