La Pinada del Pina

Lo bueno de vivir en nuestra tierra, es que puedes disfrutar en tan sólo una semana, de paisajes muy contrastados. Hace unos días estábamos en Alicante, en la Mariola. Hoy , en el extremo opuesto, en la frontera con Aragón, subiendo al Pico Pina. Aquí como allí,la primavera explotaba en cada rama, en cada arbusto, en los robles, en las aliagas… La temperatura inicial fue fresca, apenas 7 grados, pero lo límpido del cielo, ya anunciaba que tendríamos un día estupendo. La ruta fue un empinado paseo por la pinada del pico de Santa Bárba, o de Pina. Pudimos practicar un ameno y entretenido juego de observación…¡ Premio a quien encuentre la señal!. Y es que la seguida de las marcas, tenía su aquél. Estaban pintadas en los pinos y desde una teníamos que encontrar la siguiente, pues el pinar era bastante espeso. Sube que subirás, allá que nos fuimos en dirección a la cumbre. El paisaje fue ensanchándose pero… como la dicha no ha de ser completa- según dicen algunos- “sufrimos” la presencia inmisericorde de las torres molineras de electricidad. Cual gigantes quijotescos, acechaban ante nuestros ojos el otrora bellísimo pasisaje. ¡ pena, penita, pena!. Llegados a lo alto, visitamos la ermita del santo, nos refrescamos en el aljibe, oteamos el horizonte, saludamos a la guarda forestal y almorzamos…todo en ese orden. La vista no tenía desperdicio: La Salada, Peñagolosa, Javalambre, Alto de las Palomas, la alfombra del Espadán y….¡ el mar!. Decidimos regresar por la pinada y acertamos, pues la bajada se convirtió en un agradable y ameno paseo, amenizado por los ocurrentes comentarios de algun@s.

Completamos el paseo con la visita a la Ermita de Gracia, recientemente restaurada. Ya cerca del pueblo, todavía pudimos disfrutar de la visión de antiguos sistemas de lavado a mano ( o sea : lavaderos) y la visita a la iglesia fortificada, junto a las ruinas del antiguo – y hoy inexistente- castillo. Dado el calor reinante, el personal decidió- acertadamente a mi criterio-tomarse unas cervecitas al sol, acompañadas de pastas previamente adquiridas en el horno local.