La Albufera: todas las fotos |
Estimado D. Vicente ( de apellidos Blasco Ibáñez):
Le pido disculpas por haber “pirateado”, como se dice ahora - en sus tiempos “plagiado”- el título de la presente crónica viajera. El caso es que hemos pasado la mañana por las tierras que tan sabiamente describió en su novela homónima de tan grato recuerdo. La verdad es que, encontraría el lugar un tanto cambiado. Donde usted menciona barracas, ahora hay pudientes casas. Donde usted vió calles enfangadas, los restaurantes se disputan las aceras. ¿ Sabe que las mujeres ya pueden optar a los “redolins de pesca"?. Costó, pero llegó. Pues bien, la idea era aventurarse en la marjal. Seguro que Ud. la recorrió en tartana tranquilamente. Como puede observar por la foto, ahora las prisas llevan a extrañas posturas. No se preocupe, no pasó nada, tan sólo el susto y no el nuestro ¡ eh!.
Excepto el asfalto de la carretera, no ha cambiado nada: ”tancats”, “sequiolas”, canales…. se encargan de preparar los campos para la cosecha del arroz. El día estaba un tanto ventoso y tuvimos que almorzar resguardados en una caseta, al socaire del viento.¿Que no sabe qué son aquellos edificios del fondo? ¡ Claro, en su tiempo sólo había arenales: se trata del Perelló¡ sí! aquellas cuatro casas de pescadores… ¡cómo ha cambiado!.
Tras almorzar nos dirigimos hacia la “Muntanyeta dels Sants”. Bueno, quizás fue Ud, alguna vez de excursión, pues “Se hiso en 1818”, tal como pone el cartelito ( perdone la ortografía, please).
Impresiona la altura del montecillo ( quizás unos 20m ) pero como todo es tan plano…. Nos enteramos de la historia de los santos Abdón y Senen “in situ” ( no le digo cómo para no asustarlo, es que ahora hay una cosa que llaman Internet y…..).
El regreso lo hicimos siguiendo un largo, largo, largo canal. Un perrillo se vino con nosotros pero, al final tuvimos que ahuyentarlo (¿cómo lo conseguiste Paco B?), pues casi desgracia a un ciclista ( bueno, iba en velocípedo para que se aclare).
Por el camino vimos algo que a Ud seguramente también le sorprendería: miles y miles de aves que apenas nos veían, huían majestuosamente a posarse en un campo algo más alejado.
“Xino xano”, nos fuimos acercando al Palmar ( que por cierto, ya no es una isla) y dimos por acabada la jornada degustando platos típicos, de los cuales Ud seguramente algna vez,también dió buena cuenta. Bueno, tengo que confesarle que el que suscribe, por razones personales, tuvo que marchar hacia casa anticipadamente, pero en espíritu quedó allí , ante el “all i pebre” y el “arrós a banda”.
Sin más que contarle, se despide afectuosamente…
Un ferviente admirador de su prosa
P.D. Los valencianismos que aparecen no emulan la práctica suya en sus novelas, sino que son ayuda y estímulo para uno de los caminantes de la jornada que tiene que examinarse de nuestra querida lengua y le falta soltura lingüística (Aguuuuuuuuuuuuuuuuuuusss,,,).
Una crónica estupenda.Espero que ya te encuentres bien. Tenemos que volver en otra ocasión para comer ese "all i pebre".
ResponderEliminarTodavía con el recuerdo de la subida a Rebalsadors en Reyes, tenía previsto apuntarme a esta ruta de la Albufera. No pudo ser.¡Lástima!
ResponderEliminarHe entrado a curiosear como salió y otras vez los dientes largos. Un relato excelente apoyándote, dado el lugar, en la excelente obra de don Vicente.
Espero poder caminar con vosotros, otra vez, lo más pronto posible.
Un abrazo