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jueves, abril 08, 2010

Tras los pasos nazaríes

lanjaron

El título sugiere que dada la fecha, Semana Santa, me fuí de "procesiones", siguiendo los pasos de los nazarenos. No os engañéis, dadas mis convicciones personales, nada más lejos de la realidad. Lo que sí que hice, fue ir siguiendo los pasos de la Ruta nazarí, que evoca los lejanos tiempos de los últimos reyes moros del reino de Granada.

Inicié la ruta por el Parque Nacional del Cabo de Gata. ¿Qué decir del paisaje costero que se puede disfrutar?.Como leí en algún sitio:
El Cabo de Gata es un lugar donde...lo ilimitado cabe en la mano...lo oscuro no existe y las sombras alumbran...los murciélagos usan gafas de sol.. La luna custodia las aguas, el mar se cae, los cielos se desploman, la luz se apaga –las estrellas y las luciérnagas-, la noche despierta, los astros sangran sobre las piedras y la arena lo cubre todo.

Antiguos fuertes, torres vigía, salinas abandonadas, humedales, puestos de observación de aves, chiringuitos...una extraña mezcla que hacen de la visita algo inenarrable. Pero el viaje proseguía hacia la antigua...

Al-Mariyyāt Bayyāna... o la torre vigía, hacía pues referencia a una atalaya costera construida para la defensa de la antigua ciudad de Bayyana, actual Pechina. Me estoy refiriendo a Almería, pero permitidme que recobre para mi descripción de la Ruta Nazarí, la toponimia árabe siempre que me sea posible.
Ya conocía la ciudad, así que me ahorré la visita turística a la alcazaba y barrio antiguo. Lo que sí que hice fué visitar dos cosas que no conocía: los refugios de la guerra civil y el Museo Arqueológico.

Los refugios , recientemente restaurados, son unas galerías de casi 2 kms que sirvieron de refugio para que la población se refugiara durante los terribles bombardeos que la aviación franquista sometió a la ciudad. Perfectamente construidos, disponían de un hospital, almacenes, muros anti ondas expansivas, etc. ¡ Una experiencia el visitarlos!.
En cuanto al museo, se sale de lo que es habitual, pues hace un énfasis extraordinario,como no podía ser de otro modo, en la Cultura Algárica, que se centró en este territorio. A recomendar para aquellos que disfruten con la Historia.

Sin embargo, mi interés era adentrarme en la zona de las Alpujarras.Dudé por dónde hacerlo y al final me decidí por la entrada natural: desde Motril y Adra... Sierra Nevada es un muro enorme que permite pasar de la playa a las nieves en apenas dos horas.Y allí ante mí se alzaba, infranqueable la sierra. Así pues fuí a la puerta de entrada...entrando por el puente de Tablate,que fue escenario de la más importante y decisiva batalla de la Guerra de las Alpujarras, en 1569, cuando las tropas cristianas del Marqués de Mondéjar desarbolaron a los moriscos sublevados bajo el mando de Abén-Humeya.

Al-lancharon", "lugar de manantiales.... Lanjarón


Y es que si algo define a esta ciudad, es el agua.Agua, agua por doquier. Balneario decimonónico, fuentes, aquí llamadas pilares. En las que se mezclan el murmullo del agua y la poesía. ¿ Por qué?. Pues porque en cada fuente han ido poniendo azulejos en los que se leen poemas referidos al agua...




Agua, ¿dónde vas?


Riyendo voy por el río a las orillas del mar.
Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando fuente donde descansar.
Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada. Yo... ¡temblar!
¡Qué deseo, qué no deseo, por el río y por la mar!
(Cuatro pájaros sin rumbo en el alto chopo están).


¡ Todo un disfrute, ir leyendo poesía y bebiendo agua!


Sin embargo, el turismo de masas arrolla todo a su paso y eso le ha pasado al pueblo: docenas de hoteles, casas de recuerdos, cibers, bares, restaurantes...han dejado escondidos y hay que buscarlos bien, pequeñas placitas, con sus flores y tinajas, rincones con encanto...

En cuanto a monumentos, el más destacado, el castillo árabe ha sido transformado en un "noséqué", con barandillas, metálicas escaleras y vigas sujetadoras, todo ello para permitir que manadas de abuelos del INSERSO, hagan una excursioncita en su larga estancia balnearia. Vano intento, porque para llegar a él, hay que andar un buen trecho. Pude hacer el trayecto por un lugar inusual, el barranco del río Salado. ¡ Una gozada!.


Yuz Aryuba" o " Albastch Orgiva... Órgiva ... La Llana. Y es que entre tanta montaña, sorprende encontrar una zona tan plana. A destacar dos monumentos. Un palacio medieval y una extraña iglesia con dos torres gemelas de una hechura inusual en la zona.

Sin embargo, me llamó la atención la enorme cantidad de extranjeros que vi. Sobre todo ingleses. Los había de dos tipos: los turistas, cámara y libro en mano y otros de estética "hippye" "cutre". Al final dí con la razón de tanta afluencia. La zona de las Alpujarras, tiene para los anglosajones una mística especial, simbolizada en el escritor Gerald Brenan que vivió en la zona desde 1919 hasta su muerte en 1987. Los lugareños le llamaban " Don Gerardo".Hoy día siguen viniendo "artistas" que viven de vender sus cuadros a las manadas de, otra vez, abueletes INSERSEROS que suben en autobuses a los pueblecillos del Barranco Poqueira, y que lo único que visitan son las tiendas de souvenirs, y compran, compran, compran...


Me resultó curioso el empezar a ver nombres de sonoridad gallega, allí en la Alpujarras: Poqueira, Pampaneira Capileira...


A la sombra del Veleta,

secándose al sol y al aire,

tendieron a Capileira

blanca como los pañales.

En las aguas del Poqueira

debajo de los nogales

la cantinela del río

rompe el silencio del valle.

Capileira es un belén:

un belén de hueso y carne

con alta nieve en la sierra,

rubio trigo en los marjales,

lavanderas en el río

y romero en los bancales.

Pastores de La Alpujarra

dicen coplas y romances,

mientras por sus callejuelas

cada mañana Dios nace”.


Ni que decir tiene que fué aquí, donde disfruté más en todo el viaje. Mochila al hombro, buen jamón y mejor pan y el agua...¿qué agua, con tantas fuentes a mi alcance?.

Dejé el coche en Bubión y me dediqué a recorrer cuantos senderos salían a mi paso. La pena es que no me fué posible adentrarme muchos kms por ellos. Todavía recordaba el episodio de los buitres en Huesca.... Así y todo, disfruté de lo lindo, recorriendo las callejuelas serranas,pasando por los "tinaos" ( zaguanes compartidos)...y sobre todo..¡¡¡¡el paisaje !!!. Al fondo, la llanada de Órgiva, frente a mi, el barranco de Poqueira y allá en lo alto La Sierra Nevada, con bastantes metros de nieve, pese al calorcillo reinante.
El tiempo manda y no tuve más remedio que bajar al llano, deseando quedarme allí y recordando los versos de Calderón de la Barca quien allá por el siglo XVII escribió en la obra dramática “Amar después de la muerte o El Tuzaní de Las Alpujarras” estos maravillosos versos sobre esta tierra embrujada y embrujadora:


La Alpujarra, aquesa sierra,

que al sol la cerviz levanta,

y que poblada de villas,

es mar de peñas y plantas,

adonde sus poblaciones ,

ondas navegan de plata.

Después de esto, el resto del viaje, apenas tuvo trascendencia, excepto la visita que hice a Guadix:


GUETH o GUAD- HAXI, que significa "Río de la Vida"



Si algo destaca en esta ciudad es su catedral: imensa, majestuosa...y cara. Te cobran 3€ por la entrada y "apáñatelas como puedas: ni guía, ni folleto, ni nada.Menos mal que me pegué a un grupo que llevaba su propia guía y me fui enterando....¡ de toda clase de milagros de cada una de las tallas de cada una de las capillas!. Arte, lo que se dice arte, no sabía, pero de milagros...Aburrido me desligué del grupo y avancé por mi cuenta. Y empecé a disfrutar. La sillería del coro, magnífica y bien conservada. Curiosidades como el cepo de la Santa Cruzada( sic) que te permitía comer carne si entregabas tu óbolo.
Un Cristo llamado de la "enagüita", milagroso en grado sumo, a juzgar por las velas encendidas que tenía.El susto que pegué al grupo mencionado al aparecer de repente, saliendo por una puerta disimulada en un retablo que estaban contemplando...era la puerta de salida del museo catedralicio. Saliendo a la luz natural, pretendí llegarme a la alcazaba árabe que domina la ciudad .¡ Vano intento!. Completamente rodeada de un barrio "raro", aunque era mediodía, desistí del intento.De lejos pude vislumbrar la ciudad troglodítica, un conjunto de casas-cuevas de las que sobresalían multitud de respiraderos y chimeneas.

Fugaces miradas por el retrovisor, me fueron despidiendo de las cumbres de Sierra Nevada, mientras enfilaba la autovía en dirección a casa.

1 comentario:

  1. Magnífica crónica, Paco. Algunos de los sitios que describes los conozco y, ahora, los recuerdo de otra manera gracias a tus palabras. Nos veremos mañana para lo de Chulilla.

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