Por la cárcava chelvana

Seguimos buscando el otoño…¡ Bella estación, en la que nos embriagamos con sus colores!...No tuvimos bastante con la Tinença, así que nos fuimos a un lugar en el que apostábamos sobre seguro. La cárcava de Chelva es una profunda hendidura de apenas tres kms de longitud pero que presenta un magnífico aspecto en esta estación…¡ no nos defraudó!.

Prontito, apenas habían abierto unos puestos en el mercadillo, ya estábamos frente a la iglesia, dispuestos a la marcha, pero…que si un café, que si el servicio…total que allá que se fueron casi todos a un bar que sí que estaba completamente abierto…Debidamente “cafeinotomizados”, bajada del Palacio, Ollería…calles y callejas y de golpe en Molino Puerto. Seguimos las señales del GR.7 y ya sobre la cárcava, empezamos a disfrutar del paisaje…fotos y más fotos…comentarios y más comentarios…

El puente completamente renovado, era el punto de regreso pero, decidimos cruzarlo y por unas perfectas lazadas, pasamos al otro lado, llegándonos hasta la Masía de la Mozaira. Allí ya fue el despidote. Al grito de ¡ mangranas habemus!, el personal se lanzó al asalto de un granado que sumiso se rindió ante tal avalancha de manos que requerían sus preciosos frutos…¡huuuuum!...¡ come, come!..Conseguido que el personal volviera al buen camino, emprendimos el regreso muy a tiempo..un todo-terreno se nos apareció de repente…¿sería el amo del “mangrano”?..¡ qui lo sa!...hubo quien rápidamente se deshizo de las pruebas del delito…eso es de las cáscaras…¡ Ay, ay, ay!.

Atravesamos de nuevo el puente y decidimos iniciar una aventurilla de descubrimiento. Una señal de SL nos indicaba el paraje de Oliches. Pues allá nos fuimos. Una buena bajada, un precioso paseo entre cañaverales, un estrechamiento de la senda, un…¡ nada!...camino desaparecido. Como dicen que las penas con pan son menos, decidimos almorzar acompañados de la bota comunal. Desfiles de oferentes: ¡¡¡que si unos pistachos, que si un dulce que es de Aldi, que si….Hubo quien con el almuerzo ya comió para todo el día.
El que suscribe, se puso en plan descubridor e inicio una búsqueda de un posible camino…bueno trocha…que les condujera a tierra civilizada. Unos olivos en lo alto del farallón le sirvieron de guía y tras muchos esfuerzos… suena épico…¿verdad?, consiguió ir orientando al personal hasta unos olivares cultivados que nos llevaron por fín a senda conocida. Un cero patatero a la señalización del dichoso SL…no se puede llevar al personal a un “cul-de-sac, ¡vamos!.

De regreso a Molino Puerto, vuelta a investigar un nuevo camino que habíamos visto desde la otra orilla. Se trata de la conducción de agua que llevaba la idem a la Central Eléctrica de Chelva. Han aprovechado los túneles y por ellos enfilamos al personal.Sin luz allá que nos metimos...
¡ Soy minerooooo!...clicando y ambientación musical...

Largo, oscuro, sin ver nada…todos cogiditos de una cuerda, pegándonos golpes en la calvorota…los pequeños no, claro…Por cierto, distintivo otoñal con tintes dorados y ocres, a nuestro recién llegado amigo . Brasil, tararararará...clica, va por ti Vicente...En un alarde de caballerosidad sin par atravesó el dichoso túnel con dos mochilas: la suya y la de Tita que la había dejado al otro lado de la boca “tunelosa”..¡ Ay, tengo que volver, dijo ella!...¡ Aquí está dijo él!...Lo dicho, caballeroso…
Sin muchas ganas de volver al lóbrego túnel, iniciamos…de nuevo…otro camino que nos llevó…¿ dónde?...efectivamente a Molino Puerto…Aquello ya parecia nuestro hogar, dulce hogar…Welcome to home…

Por la orilla, sentido descendente del rio, nueva borrachera de colores otoñales…con lluvia de amarillentas hojas incluida, llegamos al momento de la sublime decisión: ¿seguimos hasta la Fábrica de la Luz?...¿emprendemos el regreso?...ante la falta de consenso, se optó por lo más fácil…¡ p´arriba y al shopping!. Paseo por el típico barrio de Benacazira, foto ante la antigua mezquita, llegada triunfal al mercadillo y a comprar tocan…

Llegada al coche y despedida del personal…¡ Una bella mañana de otoño ¡
Quien vino, ¡la disfrutó!. Quien no vino, ¡ se la perdió!