Para compensar la ruta que hicimos por
Alpuente...18 kms y comarca de los Serranos, esta semana propuse una ruta corta
por la Canal....concretamente en Vallada...y tan solo de 6 kms.
Lo
que ignoraba es que de esos 6 kms, 1,5 tenían un desnivel de casi 300 m ...¡parece
el enunciado de un problema de matemáticas!...
6 kms- 1,5 kms + 300 m = ½ de 6 …
Bueno, a lo que íbamos. La ruta tenía su
atractivo, pues unía al senderismo, la faceta cultural que era la visita al
pequeño museo arqueológico.
Nos juntamos un montón de gente y eso que tenía
pensado suprimir la ruta porque el jueves a mediodía todavía no se había
apuntado nadie….¡ hay que tener fe en la Humanidad!.
Lo dicho…a las 8.30 ya estábamos buscando la
seguida del SL de subida al “Penyó”. Al final dimos con ella y ya tuvimos el
primer “peñazo”….
La anunciada pasarela del tipo Indiana Jones,
había desaparecido y tuvimos que arreglárnoslas para salvar el desnivel del río
con un resbaladizo paso entre rocas.
No sería la única travesía del riachuelo…que
dicho de paso, nace dulce y se vuelve salado al pasar por el Sumidor, nuestro
primer destino.
Lo que no había desaparecido era el tremendo
desnivel que ya desde el río, se encarama hacia la boca del Sumidor.
Lenta,
trabajosa y machacona para mis meniscos. Menos mal que compensaban tantos
sinsabores con unas espléndidas vistas de las diferente etapas que tenía la
ruta..
El Penyó…
El castillo…
La plana de Xàtiva y la Serra Grossa…
El maltrato menisquero dijo ¡ hasta aquí hemos
llegado! cuando tocamos el cartel
informativo de Sumidor.
Mirada al frente….catalogación de la subida
frente a nosotros como de gran desnivel…..ponderación esfuerzo / sufrimiento…. Y
decisión firme…¡ Yo no sigo, me vuelvo por donde hemos subido!.
Supongo que más que nada por compañerismo, me
acompañaron en el descenso unos compis que hicieron más llevadero el regreso.
Llegados a nivel de río, decidimos ir a visitar
el museo puesto que teníamos visita concertada y no era cuestión de fastidiar
al guía que nos esperaría en el pueblo.
Las 12 estaban tocando y al poco apareció el
amable José Pelejero Vila, que a sus tareas como bibliotecario y archivero, une
un entusiasmo por la historia de su pueblo que se manifestó en las explicaciones
con las que ilustró la visita.
Nos fue mostrando todo el material que sucesivas
excavaciones han ido mostrando desde el
Paleolítico hasta la época medieval. La verdad es que la visita resultó muy
entretenida e instructiva.
Y os preguntaréis…¿Y el resto del grupo?
Pues los que no regresaron, enfilaron la costera
y dieron cumplida visita a lo planificado. Algunos subieron al Penyot, supongo
que todos visitarían el castillo e incluso llegaron a tiempo de enterarse de
las explicaciones de final de visita en el museo.
Aunque faltan algunas que estaban de shopping, nos hicimos la foto de grupo junto a una fuente de frescas
aguas…otros, se entretuvieron en mojar al personal….fue el prólogo de la
inevitable cerveza que puso punto final a esta extraña ruta.
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