Muchos recorren el Jardín del Turia pero ignoran que en su cauce todavía se guardan vestigios curiosos de nuestra historia...
Es algo más que un jardín...un bello jardín...pero...guarda celosamente sus secretos históricos.
El primero de ellos, es una lápida romana que se encuentra justo en el límite entre Valencia y Mislata. Frente al Museo de Historia, está en el antiguo desvío de los caminos a las torres de Quarte y a las de Serranos.
Es circular y tiene en relieve el cuerno de la abundancia, que se repite en diferentes lugares...Fuente de la plaza de la Virgen, en la lápida fundacional de Valencia en la misma plaza...
El segundo es el azud de la acequia de Rovella a la altura de la Casa del Agua. Allá pueden verse los sillares que conformaban la primitiva toma de aguas.Esta acequia no tenía su misión principal en el riego de la huerta valenciana, sino para ser utilizado en el servicio de alcantarillado histórico de la ciudad hasta la construcción de los nuevos colectores, los cuales se realizaron a partir de 1975. Sus aguas arrastraban las aguas negras para utilizarlas en el fertilizado de los campos y arrozales del sur de la ciudad.
Cuando nos acercamos al puente de San José, a la altura de la Escuela de Idiomas, nos encontramos con el emplazamiento del "Cremador" de la Inquisición.Allí era donde los reos de herejía, condenados por la Inquisición en los autos de fe que se celebraban en la plaza de San Lorenzo, eran entregados al brazo secular....el verdugo....y donde se les ejecutaba quemándolos en la hoguera.
Nos cabe el triste honor de que la última víctima de la Inquisición, fuera la de un maestro valenciano..El 20 de marzo de 1826, el Tribunal de la Fe emitió la sentencia: «Que sea relajado [pena de muerte] don Cayetano Ripoll como hereje formal y contumaz a la justicia ordinaria, para que sea juzgado según las leyes que haya lugar.
Fue ahorcado en la plaza del mercado y no atreviéndose a quemarlo...¡ era 1826!, lanzaron su cadáver dentro de un tonel en el que se habían pintado llamas...,fue enterrado en la parte exterior del cementerio general de Valencia, frente a la puerta principal y sin ninguna señal.
Otro recuerdo, menos dramático, lo encontramos delante de las Torres de Serranos. Allí, una amplia escalinata sirve para acceder a los campos de deporte, pero antaño era el lugar por donde se subían los troncos de los árboles que desde el Rincón de Ademuz, llevaba el río Turia hasta la ciudad. Se almacenaban en lo que hoy son las Alameditas de Serranos hasta su venta y posterior distribución entre los carpinteros.
Un poco más adelante, todos los jueves se celebraba una feria de ganado en la que se compraban y vendían caballerías en una época en la que no había otra clase de tracción.....todavía se pueden observar en el muro las argollas a las que se ataban los animales en venta...
Un detalle triste.....allí, frente al Pio V, como despojo de pasadas glorias: palacios, conventos, edificios nobles, yacen descuidadas un montón de piedras...¿piedras?...¡ no!...dignos restos que se salvador de la piqueta demoledora....¡ MERECEN OTRO ESCENARIO!
En todos los puentes medievales que hay en el río...San José, Serranos, la Trinidad, el Real y el del Mar, existen unos curiosos orificios en sus paredes intermedias....eran los aliviaderos que impedían que en las riadas, se amontonaran los troncos, se formaran presas y pudieran reventar los pilares de sustentación..
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Todavía recuerdo haber visto cuando era pequeño, a indigentes utilizarlos como refugio nocturno...supongo que cundo no habría peligro de riadas...
Entre los edificios futuristas de la Ciudad de las Ciencias, aparece una pequeña iglesia, blanca, pizpireta, completamente ajena a la modernidad que la rodea...es la iglesia de Monteolivete, cuya fundación se atribuye a un "milagro"....Un vecino de Ruzafa, Pedro Aleixandre, tras ser derrotado en el ejército de cruzados en el que militaba por tierras de Palestina, cayó prisionero permaneciendo en esclavitud de los musulmanes. Logró escapar Aleixandre y en la huida, a través de caminos tan lejanos de su patria, llegó extenuado hasta un olivo, bajo el cual descansó, aclamándose a la protección de la Santísima Virgen, mereciendo el que se le apareciese una imagen de Nuestra Señora sobre dicho olivo. Quedóse dormido, y al despertar del siguiente día descubrió con inmensa alegría y sorpresa que se hallaba en las huertas de su Ruzafa, junto al olivo sobre el cual estaba el cuadro de la Virgen que se le había aprecido milagrosamente. ....¡ Y dicen que los viajes espacio-temporales son cosa del futuro!
Para terminar este recorrido histórico por nuestro río, casi escondido, apabullado por el inmenso puente, junto al Oceanográfico, se encuentra el azud de la Acequia del Oro.....desviaba el agua hacia las huertas de Nazaret y la Punta y fue lugar habitual de mis juegos infantiles....Le cabe el honor de haber dado nombre al Puente modernista que le cruza por arriba
Estos son los tesoros escondidos de nuestro río....los otros...los que se ven, hacen que este jardín, sea un recorrido por los tres milenios de historia de nuestra ciudad....
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