El título hace referencia a aquellas situaciones, en las que tras gastarse una gran cantidad en hacer alguna cosa, o preparar algún acontecimiento, se intenta ahorrar en la “pecata minuta”, en lo infinitesimal, fastidiando así el evento. Viene a cuento la explicación, porque en el sendero que recorrimos por Quatretonda, aconteció lo que se señala. El promotor o promotores del sendero, han puesto en circulación, un precioso sendero: largo, agreste, con vistas maravillosas, con parajes recónditos…¡ vamos, una gozada! . Pero… ¡ han ahorrado en pintura!. No he visto un Pr en que se haya gastado menos pintura, sobre todo en los lugares precisos, como cruces, desvíos, etc. Perdimos muchísimo tiempo en interpretar el camino correcto en esos puntos concretos. La senda estaba muy marcada, pero a veces incitaba a error. Además, unos francotiradores senderistas, se habían dedicado a marcar rutas alternativas, con señales “no normalizadas”, que engañaban al más sabio, Menos mal que a falta de una descripción, llevábamos cuatro y pudimos finalizar, no sin esfuerzo, el recorrido circular.
Bueno, vayamos a las alegrías. La primera de todas fue ver que venía con nosotros nuestro amigo Manolo, miembro del grupo duro ( por favor, no cambiéis el orden de las palabras). Hacía mucho tiempo que no lo veíamos y nos dio una muy agradable sorpresa. La ruta, como hemos indicado fue larga, unos 18 kms, casi toda por senda y con vistas amplias y espectaculares. A destacar rincones como la Cava de la Falaguera, húmeda y fresquita; las cercanías de Casa Honorio, antiguo herbolario de la zona; la senda del Carasol de l’ Avenc …
Nos quedamos sin ver la célebre Sima de L’ Avenc, de reconocida fama entre los espeleos, así como su fuente, que no fuimos capaces de encontrar. Una muy buena mañana, buen tiempo ¡ ya era hora! Y buena compañía. A las 14.30, coche y hacia casa.
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