Viento y más viento

La jornada dio comienzo, cuando todavía no se había levantado nadie en Rótova. La “amenaza” de celebración de un “porrat”, nos hizo ser cuidadosos en buscar un aparcamiento apropiado. Luego comprobamos, que era más el ruido que las nueces. Debidamente pertrechados, emprendimos el camino, guiados en todo momento por una excelente señalización. ¡ Ya podrían aprender otros senderos! La Peña Roja y el acueducto cercano, fueron los primeros destinatarios de la sesión fotográfica.

Descubrimos una cueva protegida para los murciélagos. No dejamos de farolearla y rápidamente, llegamos a la Font de les Galeries. Nueva sesión fotográfica y el repechón que nos acercó a la ventana abierta. “The power of de wind en grado mayúsculo. Eran de ver las ráfagas que nos pegaban de costado, hasta el punto de tener que hacer fuerza para avanzar. El summum fue en el vértice geodésico del Picaio. Allí el personal tuvo que asirse del mojón, para no ser proyectados ladera abajo. Buscamos un excelente carasol, debidamente protegido y almorzamos en un comedor con excelentes vistas. La neblina en el mar nos impidió ver Ibiza, pero no el tener una lección de situación geográfica de las sierras vecinas. La obligada visita a la Font del Llibrell, con su furtiva gota y la Simeta del Gall, nos fueron aproximando al Castillo de Borró. No pudimos acceder a él, pues la senda salía del barranco del principio de la ruta.

Como anécdota, citar que las imprudencias siguen presentes. Nos encontramos a un propio, que sin agua, sin información y sólo, iba recorriendo la ruta en sentido contrario, con las dificultades de desnivel que ello comportaba. Además, no admitió la ayuda que se le ofreció y siguió su camino. La llegada a Rótova, muy temprana, apenas era la una y media, hizo que nos planteáramos una sesión de shoping, pero no estaban montados los tenderetes..Eso que nos ahorramos. Buena mañana, buena compañía, buenas vistas… ¡ Hasta la próxima!