Primeros auxilios

La ruta con otros ojos...bueno con otra lente
Hoy ha quedado demostrado que, el tener conocimientos de primeros auxilios, puede resolver una situación complicada. En su momento lo explicaremos. La ruta prevista era “nueva”, puesto que incluía un tramo no recorrido. Salimos de la Fuente de la Calzada y en vez de remontar la cuesta, descendimos al Barranco de Aguas Negras, de feísimo nombre, pero…una preciosidad de paisaje.

La senda, aunque estaba sin marcar, se notaba muy transitada. Túneles de verdor, pozas…secas, senda antigua, rodenos abruptos y allá en lo alto, el amanecer tiñendo de luz suave las montañosas crestas…
Aquí un poema alusivo:

Las montañas han gritado
en pregones de temblores
en mañanas de estampado
con redoble de tambores.
Las nubes en apogeo
coronan las regias cumbres
como cuidando a un reo
que ama sus duras costumbres.
Mi montaña sabe el trance
que me golpea y ocupa.
Insta a que bravo me lance
y abandone cada grupa
que sujete bellas crines,
deje de contar los días
y visite los confines.
Hacer otras cumbres mías.
(encontrado por ahí)

El barranco finalizó y nos encontramos en la Fuente de la Parra, y de allí a la senda del Espadán, un paseo. Llegados a la base del espolón, se desató lo imprevisto.

Ella, empezó a perder fuelle. No conseguía llenar su interior del vivificante aire de la montaña. Miradas de consternación entre el personal, diversos intentos de hacerla reaccionar…¡ nada!, sin aliento. Acuciados por la urgencia del tiempo y del lugar- estábamos a casi 1000 m de altitud, y sin saber qué hacer, a alguien se le ocurrió la idea…¡ bendita idea!, de hacerle el boca a boca. Pero ¿quién lo haría?. No es que fuera desagradable, ella era agraciada y suave, pero…¿ el boca a boca?. Al final, en un alarde valor y responsabilidad, el más decidido la tomó entre sus manos, sopló fuerte juntando sus labios a su boca y ¡¡¡¡¡¡milagro!!!!, el vino salió con chorrito ligero,directo…¡ a su camisa!. Uuuufff, respiramos tranquilos todos, la bota se había salvado y pudimos proseguir el almuerzo, pasándonosla de mano en mano(Obsérvese la culpable del alboroto en la mano de su dueño en la foto anterior)
Repuestos del susto, optamos por emprender la aventura y, dejando el camino traido a la ida, regresamos en descenso continuado y sufridor hasta la Cueva del Estuco y desde allí a los coches.

Día precioso, ruta inmejorable, compañía agradable…¿qué más se puede pedir?...Pues que la próxima vez, la bota funcione bien y no nos deje empapadillos de vino, que a saber las explicaciones que algun@ habrá tenido que dar en casa.