La hora de salida, totalmente inusual, cerca de las 9. ¿El destino?, un clásico: paseo por el Barranco de Aguas Amargas y subida por la Cueva del Estuco y la costera dura, dura, dura hasta el Alto de la Pastora y el Espadán.Hemos hecho varias veces esta ruta, pero siempre sorprende con algo nuevo.
Por un lado ha sido ado el esplendor primaveral de la sierra: a destacar el espino albar. Por otro el tiempo: frío y con aire cortante pero... a cambio, una visibilidad sin límites: se veía todo, absolutamente todo y en todas direcciones. El mar, el Montgó, el Peñagolosa, el Javalambre con sus nieves, la sierra Mariola, el Ropé...¡ vamos que se veía todo!.
El almuerzo, en la misma cumbre, tuvo que ser a resguardo del viento, eso sí con la vista puesta en el paisaje. Completamos la visita, con la espeluznante bajada hacia la Nevera. Los meniscos se resintieron con el tobogán de la senda, pero afortunadamente no hubo ninguna incidencia. La visita a la Nevera supuso el fin de un precioso día de excursión. ¡ No nos importaría repetir