Hemos visto, ¡alegría!, dar el viento
gloria final a las hojas doradas.
Arder, fundirse el monte en llamaradas
crepusculares, trágico y sangriento.
Gira, asciende, enloquece, pensamiento.
Hoy da el otoño suelta a sus manadas.
¿No sientes a lo lejos sus pisadas?
Pasan, dejando el campo amarillento.
Por esto, por sentirnos todavía
música y viento y hojas, ¡alegría! (José Hierro)
Estas palabras, reflejan de manera poética las sensaciones vividas, al contemplar el otoño en Cazorla en toda su plenitud. Este ha sido un viaje "de los sentidos". Visto, vivido, andado... En él, se han mezclado Naturaleza e Historia, paisaje y monumento. Pero, empecemos con la crónica...
Nuestra primera parada fue en la monumental ciudad de Alcaraz. Allí en su plaza, pudimos contemplar la lucha entre lo religioso y lo civil por ver quién subía más su torre. Allí, en su castillo, casi fenece mi cámara digital...Sirva como excusa por la falta de calidad de las imágenes.
La llegada a Cazorla fue "acuática": lluvia y frío nos acogieron desde el principio y no nos soltaron hasta que nos marchamos.
Una visita nocturna de la zona antigua nos dispuso a tener sólo turismo urbano. Lo bueno es que al dia siguiente, aunque gris, no llovía a primera hora. Los que nos atrevimos, emprendimos la descubierta del valle del río Cerezuela , que nos deparó bellísimas vistas, acompañadas del ru-run continuo del agua. Remontamos el cauce, disfrutando de una abundante cosecha de nueces... hasta la inmensa cascada que, ¡¡¡ sorpresa!!! sólo debería aparecer en primavera, pero las lluvias otoñales...
A destacar los sacrificios gastronómicos que tuvimos que soportar esos dos días: platos típicos cazorlanos: rin-ran, calderetas de jabali y ciervo..huuuuuuummmmmm...
Como colofón del día, visita guiada por la bóveda que, por debajo de la monumental ruina de la iglesia de Santa María, permite el paso del río, que allá por 1600 destrozó la mencionada iglesia en una irreverente riada.
Dadas las previsiones adversas del dia de regreso, opté por sustituir la subida a la sierra y pantano del Tranco, por una visita a la monumental Villanueva de los Infantes
ciudad que recorrimos, admirando la gran cantidad de moumentos, iglesias, alhóndigas, santuario de la Antigua... Me quedo con el descubrimiento de un curioso puente romano y un muy bien conservado tramo de calzada.
En el ingente anfiteatro subes,
Cazorla, por gigantes escalones
a escalar el imperio de las nubes
hacia la peña audaz de los Halcones,
para ver desde allí tu Paraíso,
sin fruta prohibida y sin serpiente,
y de tus sierras contemplar el friso
y oír la Augusta Voz en el torrente.
Y, al pie de tu Castillo, ya cristiano,
recrearte en la paz de tu campiña (Encontrado en la Net)
Agotados los cuerpos, satisfechas las mentes, emprendimos regreso a casa a la que llegamos sin novedad.
La de veces que he correteado por esa monumental plaza de pequeñito y subido y bajado sus calles, me
ResponderEliminaralegra que te haya gustado.
Me gustaria un dia acompañaros en alguna de vuestras salidas.
Un saludo