Después de ver los túneles de la Peña Cortada, el acueducto, las consabidas fotos, el vértigo de algunos y la decisión de otros, regresamos para tomar la subida a Torre Castro.
De repente, el sol desaparece, las nubes empiezan a llorar sus lágrimas de lluvia...poesía pura... y las piedras empiezan a ser trampas deslizadoras. Unos cuantos cortados en el barranco que el que suscribe subió de espaldas...por no decir otra cosa y más lluvia.
Conciábulo de urgencia y se decide regresar al camino seguro...¡ gracias a tod@s!, mis meniscos aplaudieron la idea.
Buscamos un recoveco entre las rocas del camino para almorzar y a una hora desusadamente tempranera, estábamos en el coche emprendiendo el regreso.No sé por qué, pero, aunque los kms fueron muy pocos, la sensación de cansancio era casi general...???? ¿el vino de la bota? ??? ¿el esfuerzo apenas iniciado en el barranquillo de Torre Castro?...¡ Qui lo sà!
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